sábado, 13 de junio de 2009

Una víctima relata los horrores de las prisiones en Cuba

Posted on Friday, 06.12.09
A 20 años del caso Ochoa
Una víctima relata los horrores de las prisiones en Cuba
By WILFREDO CANCIO ISLA
El Nuevo Herald

Fue una víctima indirecta del histórico caso que concluyó con el
fusilamiento del General de División Arnaldo Ochoa y otros tres
militares cubanos en el verano de 1989. El ingeniero Máximo Omar Ruiz
Matoses, entonces teniente coronel del Ministerio del Interior (MININT),
terminó purgando una condena de 20 años en condiciones de extrema
severidad tras protestar por la ejecución de Ochoa y fustigar la
conducta de la alta dirigencia del país.

Se cumplen 20 años del comienzo de aquel proceso de purgas políticas en
la cúpula militar cubana que estremeció la vida nacional y desató
amplias repercusiones internacionales.

Ochoa y el coronel del MININT Antonio de la Guardia fueron arrestados el
12 de junio de 1989 y juzgados por acusaciones de alta traición y
narcotráfico internacional en la llamada Causa No. 1, durante un proceso
manipulado con intención de escarmiento político. Justamente un mes
después fueron fusilados junto al mayor Amado Padrón, del MININT, y al
capitán Jorge Martínez, de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) en
las cercanías de la base aérea de Baracoa, al oeste de La Habana. Otros
10 altos oficiales resultaron sentenciados a largas penas de cárcel.

Aún en plena conmoción nacional por los fusilamientos se inició la Causa
No. 2, que determinó la destitución y condena a 20 años del ministro del
Interior, José Abrantes, acusado de ocultamiento y tergiversación de
información en el caso de Ochoa-De la Guardia.

Por esos días, Ruiz Matoses pidió su retiro, luego de declarar
abiertamente que la muerte de Ochoa era un crimen de lesa humanidad y
que su dignidad no le permitía seguir respaldando la "causa
revolucionaria''.

El mando superior del MININT lo designó a una unidad de Tropas
Guardafronteras de la División Occidental para que esperara por la
inminente determinación sobre la solicitud de retiro. Pero su
descreimiento del régimen cubano lo llevó aún más lejos. En una reunión
de mediados de 1990 para discutir el llamamiento al IV Congreso del
Partido Comunista, Ruiz Matoses pidió la renuncia de Fidel y Raúl Castro
por los errores cometidos al frente del gobierno, y cuestionó el
programa alimentario y el plan del médico de la familia como políticas
inviables en una nación subdesarrollada.

"El caso de Ochoa fue el detonador, pero mi decepción había comenzado
mucho antes'', declaró Ruiz Matoses el jueves en conversación telefónica
desde su casa en la barriada habanera de Marianao. "Cuando estallé en
aquella reunión, me quedé solo, la gente me preguntaba si me había
vuelto loco. A veces, cuando miro al pasado ni yo mismo creo de lo que
fui capaz''.

Su disidencia resultó costosa. El traslado a Tropas Guardafronteras
ocultaba una estrategia para entramparlo: fue detenido el 16 de
noviembre de 1990 y condenado bajo cargos de salida ilegal del país,
desacato, conducta deshonrosa, espionaje y deserción.

La sentencia del Tribunal Militar Territorial Occidental, dictada el 19
de marzo de 1991, aseguraba que el procesado intentó "recopilar
documentos extremadamente secretos que violatoriamente mantenía en su
poder para ser entregados al enemigo como aval de su alta traición'',
utilizando como intermediario al general desertor Rafael del Pino,
refugiado en Estados Unidos desde 1987. En la causa se incluyeron otros
cinco militares con los que presuntamente se reunía Ruiz Matoses para
criticar las decisiones de la élite gubernamental.

"Eso fue una farsa'', dijo el viernes Del Pino a El Nuevo Herald. "A
este hombre le destruyeron la vida simplemente porque tenía las mismas
inquietudes de muchos militares sobre el sistema, pero nunca hubo un
plan entre nosotros, sólo que mencionando mi nombre en el caso
fabricaron un argumento para aplastarlo''.

Terminó cumpliendo 17 años y tres meses de cárcel por acusaciones que él
aún considera totalmente infundadas. Durante el juicio, su abogado llegó
a pedir la absolución, por considerarlo "técnicamente inocente'', pero
el fiscal militar argumentó que debía dictarse condena por convicción.

Sus credenciales por 29 años de servicios en las FAR y el MININT
resultaban demasiado preocupantes para el oficialismo. Graduado con
honores de Ingeniería Eléctrica en la Unión Soviética en 1969, Ruiz
Matoses fue sustituto del jefe de la Contrainteligencia Militar (CIM) en
las FAR hasta su traslado al MININT en 1987. Allí fungió como asesor de
la técnica operativa de la Dirección General de Contrainteligencia
(DGCI) bajo la jefatura directa del ministro Abrantes.

Entre sus responsabilidades principales estaba la protección de los
altos dirigentes del país, por lo que se vio encargado de realizar
numerosos ''trabajos electrónicos'' en las sedes del Comité Central y el
Consejo de Estado.

"Por eso temían que me fuera'', comentó. "Hay muchas cosas que tendré
que guardar para mis memorias en un futuro''.

Ruiz Matoses, de 62 años, habló largamente con El Nuevo Herald en la
primera entrevista que concede desde su liberación el 3 de marzo del
2008. Está ''jubilado sin salario'' y subsiste gracias a la caridad
familiar, mientras se gana algún dinero reparando equipos electrónicos a
domicilio.

Afirma estar dispuesto a ofrecer testimonio de las cárceles cubanas ante
el relator especial de Naciones Unidas sobre la Tortura, el jurista
austríaco Manfred Nowak, quien fue invitado para visitar la isla durante
este año.

"Hay torturas sutiles y terribles de las que fui víctima, y espero que
el relator pueda escucharme'', señaló. "A mí se me suministró una droga
para los interrogatorios y quisiera ver si hay alguien que se atreva a
desmentirme''.

El pasado agosto solicitó refugio político ante las autoridades de la
Sección de Intereses de Estados Unidos (USINT) en La Habana, pero hasta
le fecha su petición no ha recibido respuesta.

El viernes, un funcionario de la USINT declinó referirse al caso de Ruiz
Matoses en virtud de la política de privacidad que rige las peticiones
de refugio político.

"Sigo pensando que el fusilamiento de Ochoa fue un crimen de lesa
humanidad'', explicó Ruiz Matoses. "El día que el mundo se entere de los
pormenores de esa causa, coincidirá conmigo. Eso nunca debió hacerse,
pero en las altas esferas del poder le tenían mucho miedo a Ochoa. Hasta
ahí es lo que puedo decir''.

Tras la sentencia del tribunal militar en marzo de 1991, Ruiz Matoses
fue conducido a la prisión de alta seguridad de Guanajay, la misma
cárcel donde semanas atrás había fallecido Abrantes de un ataque al
corazón en circunstancias aún no esclarecidas.

"Muchas veces pensé que iba a terminar mi vida como Abrantes, me cuidaba
de los carceleros y no todo lo que me daban para ingerir lo aceptaba,
manifestó. ''Hay cosas que no puedo contar ahora, pero sí puedo decir
que en el fondo de este caso hay mucha suciedad y muchas intrigas''.

En el área especial del centro penitenciario de Guanajay coincidió con
el ex general de brigada Patricio de la Guardia, condenado a 30 años en
la misma causa de su hermano Antonio.

"Pero nunca pudimos vernos entre nosotros, estaba ordenado que no
hiciéramos contacto'', recordó. "La prisión de Guanajay es inexpugnable,
uno de los lugares más horrendos del sistema penitenciario cubano''.

Allí sobrevivió en una celda tapiada hasta mayo del 2002, cuando fue
transferido a una prisión-granja en Guaicanamar, al este de La Habana,
coincidiendo con la visita a Cuba del ex presidente estadounidense Jimmy
Carter. Durante los tres primeros años de su encierro nunca se le
permitió ver la luz del sol.

"En mis años de militar nunca había tenido contacto con el sistema de
prisiones y fue realmente un choque brutal'', manifestó. "El aislamiento
es total, la falta de medicamentos y la alimentación son violatorias de
todas las normas de humanidad, y hasta 1999 la única proteína que
consumía era la que me llevaba mi familia a la cárcel''.

A finales de 1997 se le perforó una úlcera en la celda y tuvo que
esperar 24 horas antes de ser remitido al hospital de la Prisión del
Combinado del Este en La Habana. Fue la única vez que recibió atención
médica especializada para su padecimiento.

Además, la cárcel le provocó un problema crónico en la garganta --
causado por la humedad de la celda -- y un enfisema pulmonar. Para no
agravar sus dolencias, hacía ejercicios diarios y caminaba dentro de la
celda "hasta pelar el piso''.

"Sólo la fe te permite sobrevivir en una situación como esa. Soy
católico y en la prisión me refugié en la fe'', contó. "Rezar me
infundió mucha esperanza junto al apoyo irrestricto de mi familia, mi
esposa, mi suegra, mis cuatro hijos, que resistieron todas las presiones
y se mantuvieron solidarios conmigo, porque comprendieron que mi
cautiverio era una profunda injusticia''.

Su esposa es la doctora María Josefa Cabezas, con quien tiene dos hijas
que aún comparten el hogar familiar: Omaris, licenciada en Diseño
Industrial, y Lismaris, estudiante de Medicina. Otros dos hijos, Omara,
licenciada en Historia del Arte, y Ariel, doctor en Biología, son de un
matrimonio anterior.

La adaptación a la vida de hombre libre le ha resultado extremadamente
difícil luego de "muchos años multiplicado por cero''.

"Son muchos los traumas acumulados, todavía me acuesto a cualquier hora
y a las 4 de la madrugada estoy despierto. Más nunca en mi vida he
podido dormir una mañana'', explicó. "Pero me duele el alma cada vez que
miro a mis hijos, ya hombres y mujeres socialmente útiles, porque no
pude estar junto a ellos en su niñez''.

Desde su excarcelación ha establecido relación con la ilegal Comisión
Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional, que dirige el
activista Elizardo Sánchez. También se ha encontrado "a hurtadillas''
con viejos amigos de las FAR y el MININT, quienes le han expresado
solidaridad y afecto, aunque ninguno se atreve a visitarlo en su casa.

"Sé que estoy bajo vigilancia de la contrainteligencia cubana, ellos
saben todos mis movimientos, pero no me cohibo de dar opiniones sobre el
espejismo que es hoy Cuba, un país que ha destrozado su base económica,
y que desperdició todas las oportunidades para desarrollarse y mejorar
la vida de la gente... Todo lo demás que se diga es mentira'', opinó
Ruiz Matoses.

Ante la crítica situación que vive el país, considera que "el elenco
presidencial es impresentable y poco capacitado para sacar a la nación
de las ruinas''.

"Los ancianos que están dirigiendo no lo hacen para sacar adelante el
país, sino para perpetuarse en el poder'', aseveró. "Ellos temen que el
país se democratice, porque tendrían que responder ante la justicia por
sus múltiples desmanes: eso explica su aferramiento al poder''.

A comienzos de este año, el nombre de Ruiz Matoses fue mencionado en un
artículo de El Nuevo Herald como parte de una escueta lista de personas
condenadas por supuesto espionaje en Cuba y que podrían considerarse
piezas de un posible canje por los cinco agentes cubanos presos en
Estados Unidos. La lista fue elaborada por activistas de derechos
humanos en la isla.

Las especulaciones sobre un posible intercambio de prisioneros
emergieron después que el gobernante Raúl Castro manifestó su
disposición de negociar la liberación de presos políticos si le
entregaban los "Cinco Héroes prisioneros del Imperio'', como los
identifica la propaganda oficial. "A diferencia de los que están presos
allá, no espié ni di información a Estados Unidos ni a nadie'', aseguró.
"Los que me juzgaron saben rotundamente que eso no pasó; si lo hubiera
hecho me hubieran fusilado, porque el espionaje conlleva en este país la
pena de muerte''.

Pero dice que no ha perdido las esperanzas de recomponer su suerte fuera
de la isla, mientras aprovecha cada día para cumplir el gran objetivo
que se ha trazado en su vida en libertad: tratar de remediar el vacío de
casi dos décadas de separación familiar.

"Lo que me sostiene es el amor a mis hijos'', expresó. "Mis hijos son
ahora mis banderas. Y cada vez que mi hija más pequeña [Lismaris, de 21
años] y yo nos reímos juntos en la casa, siento que no puede haber mayor
recompensa que esa''.

Una víctima relata los horrores de las prisiones en Cuba - Cuba en
español - MiamiHerald.com (12 June 2009)
http://www.miamiherald.com/1321/v-fullstory/story/1095186.html

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