miércoles, 15 de febrero de 2017

Viajar es sinónimo de libertad

Viajar es sinónimo de libertad
ALEJANDRO RÍOS

Viajar es una de las manifestaciones esenciales y perdurables de la
libertad. Por lo cual, entre las primeras medidas represivas de las
dictaduras, se encuentra coartar la posibilidad de movimiento.

Verte privado de ese derecho te anula como ser humano, por eso en Cuba
la insularidad constituye todo un trauma. El sueño recurrente de
cualquier exiliado es volverse a ver en aquel lugar sin posibilidades de
escapar.

Los que estuvimos tantos años enclaustrados en tal marasmo a expensas de
un viaje oficial para tomar aire y regresar con la familia dejada atrás,
la idea de conocer otros mundos se vuelve una sana obsesión.

Durante estos 25 años de exilio he tenido la posibilidad de disfrutar
más lugares de la humanidad que todo el resto de mi vida en aquella
encerrona.

Ya en libertad, uno planifica su presupuesto, abre un mapa, y tiene el
placer de marcar la próxima travesía. Con el tiempo, he aprendido que
prefiero organizar excursiones en el orden personal y no depender de
compañías especializadas. Hay plataformas online que permiten explorar
posibilidades infinitas para buscar la mejor alternativa.

La independencia, sin embargo, tiene sus pequeños riesgos y a veces se
cometen errores, no obstante la experiencia que se adquiere con cada
viaje. En reciente visita a Portugal opté por la línea área oficial del
país –TAP Airlines– y debí haberme dado cuenta, desde el principio, que
la falta de oficina en Miami, un website algo primitivo, y la
comunicación con personas casi nula, eran señales que impelían a la
desconfianza.

Una vez comprado los pasajes, traté de identificar asientos y me dijeron
que esta operación solamente era posible 24 horas antes del vuelo, y si
la quería hacer en ese momento, sería a expensas de un pago adicional.
Preferí esperar para ahorrarme el dinero extra y traté de estar entre
los primeros en chequear, el día antes de la partida. Me fijé entonces
que los asientos asignados no eran buenos y decidí pagar por algunos
mejores, los que se encuentran en las salidas de emergencia, que no
tienen pasajeros delante.

Al llegar al aeropuerto, ya esas localidades no existían. Me asignaron
asientos ordinarios, incluso el de delante estaba como roto y se
extendía hacia atrás más de la cuenta. Pregunté si mi dinero sería
devuelto y todos los funcionarios me aseguraron que podía contar con el
reembolso, luego de hacer una reclamación formal.

No obstante y confiando en la buena voluntad de la compañía, porque
cualquiera comete un desliz, al regresar a Miami hice el mismo
procedimiento y en el aeropuerto de Lisboa, un representante me aclaró
que online la configuración de asientos puede no coincidir con el tipo
de avión asignado para el vuelo y otra vez terminé en plazas ordinarias.

Al regreso, formulé mi reclamación online, porque no existe la
posibilidad de argumentar de persona a persona, y me han respondido con
eufemismos y vericuetos que ellos me habían asignado asientos mejorados,
cuando no fue así.

Por suerte, y es algo muy recomendable en casos como estos, se puede
interponer una reclamación a la tarjeta de crédito utilizada en las
transacciones y, en mi caso, el banco se mostró dispuesto,
inmediatamente, a intervenir en el diferendo.

Estos, entre otros, son gajes del oficio para el viajero, porque lo
cierto es que ningún contratiempo menor puede empañar la dicha y la
experiencia que proporciona el conocimiento de otros universos, según
dicte nuestro libre albedrío. Ahora que comienza la temporada de
expandir la geografía física y mental, no se amilanen y acometan la
aventura con denuedo, porque viajar es sinónimo de libertad.

Crítico y periodista cultural.

Source: Viajar es sinónimo de libertad | El Nuevo Herald -
http://www.elnuevoherald.com/opinion-es/article132675699.html

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