jueves, 12 de enero de 2017

Los destinos trágicos de Cuba o el seboruco de Fidel

Los destinos trágicos de Cuba o el seboruco de Fidel
Los cubanos parecen condenados a elevar una y otra vez el mismo
pedrusco, a la manera de Sísifo
José Gabriel Barrenechea, Santa Clara | 12/01/2017 9:31 am

De continuar inalterable en Cuba el actual sistema
político-económico-social, lo cual es su tendencia natural de
institución hace ya mucho muerta, fría y bien tiesa, y lo que es peor
aún, la única posibilidad que logran ver delante de sí los individuos
escasos de imaginación que hoy integran el Buró Político, el país y en
consecuencia lo cubano languidecerán lentamente hasta por fin desaparecer.
De un lado la economía continuará a ese nivel precario que conlleva el
vivir en lo fundamental de explotar la exacerbación de nuestras
diferencias históricas con EEUU, al vender al país como el aliado ideal
de quien tenga algún interés en molestar a ese poderoso vecino nuestro.
Precariedad que será más constatable en los nuevos tiempos post-Obama,
en vista de que los Estados con la aspiración a ascender en el escalafón
de los poderes globales parecen no querer remodelar el actual orden
económico internacional, sino solo obtener una mejor posición en ese
orden muy racionalizado. Por lo que al no existir un nuevo poder que
esté dispuesto a obviar cualquier consideración de racionalidad
económica con tal de mantener un molesto enclave de confrontación a
menos de 90 millas del actual líder de ese orden mundial, papel que en
la Guerra Fría jugó a la perfección la URSS, las posibilidades de
semejante modelo económico no solo nunca llegaran a compararse con las
que en su momento nos brindó la relación con Moscú, sino que ni tan
siquiera asegurarán algo más que los actuales niveles de lenta
contracción económica (2 % anual de crecimiento promedio desde 2011). Lo
cual traerá como consecuencia que continuemos retrocediendo en el
ranking hemisférico hasta que en algún momento de los años 2040
sustituyamos a Haití como el país más pobre en él, y más o menos para
2050 superemos también al más paupérrimo a nivel mundial para ese tiempo.
Con lo que, para el segundo centenario del natalicio de José Martí, en
2053, los habitantes de la Isla de Cuba se descubrirán viviendo a un
nivel semejante al de los primeros pobladores suyos, los guanajatabeyes.
Las personas, por su parte, dejaran el país a ritmos cada vez mayores.
Lo que unido a la natalidad en rápido declive acarreará como
consecuencia que hacia 2060 la Isla quede por completo deshabitada.
Momento en que, si las condiciones climáticas mundiales no llegaran a
deteriorarse tanto como algunos modelos de cambio climático pronostican,
los americanos comenzaran a emigrar a su vez hacia acá. Por lo que no es
tan desatinado predecir que allá por 2070 Cuba terminará convertida en
un estado más de la Unión, y que, para sus nuevos habitantes, hablantes
de spanglish y mitad mejicanos, mitad anglosajones, el seboruco en que
han metido las cenizas de Fidel Castro será equivocadamente tomado por
algún monumento megalítico de los tiempos pre-hispánicos (¿pre-olmeca?).
Estos, claro está, son solo los resultados de dejar actuar libremente
las tendencias propias del sistema y de quienes hoy tienen algún control
sobre sus posibilidades de evolución futura, manteniendo las condiciones
externas más o menos invariables en su estado actual. Hay, no obstante,
posibilidades aún más terroríficas. Si por ejemplo EEUU viniera en los
próximos años a dar en potencia de 2º orden, o colapsara por completo en
ese tan ansiado final de la historia con el que todas las noches soñaba
Fidel Castro, el castrismo tardío se quedaría sin su único recurso
económico. No olvidemos que el castrismo es en absoluto refractario a
vivir de la racionalidad económica, y que como todo sistema social de
dominación carismática solo puede cubrir sus necesidades y las de sus
súbditos mediante mecenas (la URSS, Venezuela), mediante la mendicación
(Pastores por la Paz), o simplemente del despojo y el botín ("Ah, si en
los sesentas hubiera resultado nuestro plan de crear uno, dos, tres Viet
Nams para hacer colapsar a los americanos, aquel que elaboramos el Che y
Yo", se lamentaba para sí Fidel Castro en sus últimos años, "cuan
luminoso habría sido el porvenir de los cubanos").
En un caso semejante es casi seguro que la Isla no tarde en caer bajo
soberanía china, o en todo caso de la vecina República de Haití.
Invasiones de las cuales no nos salvaría ese patético montón de
barrigones armados con los excedentes de la Guerra de Crimea de 1850, al
cual llamamos ejército y le dedicamos entre el 30 % y el 35 % de lo que
se paga en salarios y retiros en este país.
Hay, claro está, posibilidades más risueñas. Como esa de que, si el
cambio climático le hiciera a los de más altas latitudes insoportable la
vida en el cinturón tropical para los referidos 2060, en que
ineluctablemente desaparecerá el último cubano sobre la Isla, esta no
podrá ser ocupada a su vez por los americanos. Con lo cual su abrazador
y desértico territorio continuará absolutamente independiente de la
potencia del Norte por los siglos de los siglos, aun cuando tampoco ya
quedé ningún cubano en él.
No puedo más que imaginar la infinita satisfacción del alma en pena del
Comandante ante ese probable escenario.
Antes hemos observado desenvolverse este probable escenario cuya
consecuencia última es la desaparición completa del pueblo cubano de la
Isla. Mas advirtamos que entonces no tomamos en cuenta una muy probable
distorsión futura: Que durante el próximo mandato de Donald Trump, el
Congreso de EEUU se decida por fin a condicionar la entrada de los
cubanos a que demuestren estar sometidos a persecución política por
parte del régimen de La Habana. Tal cambio, trascendental, hará subir
rápidamente los niveles de descontento en Cuba hasta conducir a una muy
probable guerra civil. Un sangriento y devastador conflicto en que por
un lado EEUU apoyará al bando antigubernamental y por el otro, los
países latinoamericanos, salvo contadas excepciones e independientemente
de su color político o preferencia ideológica, al gubernamental; solo
por llevarle la contraria a Washington, sea dicho. Un conflicto interno
en que la degollina irá en aumento, hasta que los sucesivos intentos de
éxodo migratorio masivo de quienes huyen de él obligarán a EEUU a
intervenir, para luego establecer (casi seguramente porque los políticos
americanos no parecen aprender de los errores de sus predecesores), una
nueva república mediatizada por una nueva Enmienda Platt. Con lo que la
historia de Cuba independiente volverá a comenzar desde el inicio…
Algo así como si los cubanos hubiéramos sido condenados a elevar una y
otra vez el mismo pedrusco, a la manera de Sísifo: ¿Será en esto en lo
que pensaba Fidel Castro cuando dispuso los detalles de su lugar de
reposo eterno?

Source: Los destinos trágicos de Cuba o el seboruco de Fidel - Artículos
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http://www.cubaencuentro.com/cuba/articulos/los-destinos-tragicos-de-cuba-o-el-seboruco-de-fidel-328301

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