viernes, 20 de enero de 2017

La migración es un derecho individual, pero las fronteras significan algo

La migración es un derecho individual, pero las fronteras significan algo
JOSÉ AZEL

Más del 3 por ciento de la población mundial –244 millones– son
migrantes internacionales, y la población inmigrante en Estados Unidos
está alcanzando 50 millones. En nuestro hemisferio, México guía el
camino con 12 millones de inmigrantes en EEUU. De Honduras, capital
mundial del asesinato, y Guatemala y El Salvador, cuarto y quinto lugar
respectivamente en homicidios, miles continúan huyendo de la violencia y
pobreza en sus países. En Cuba, desde 1959, cerca del 18 por ciento de
la población ha escapado de la isla trágica buscando libertad.

Las motivaciones para dejar la patria de uno son diversas, pero
esencialmente caen en una categoría económica o política, o ambas.
Fundamentalmente, emigrar expresa un deseo de libertad para mejorar
nuestra calidad de vida.

Las políticas de inmigración son altamente impugnadas en Europa y
Norteamérica, y mientras las democracias liberales pueden ser abiertas e
inclusivas, a menudo son restrictivas y excluyentes. Más recientemente,
en respuesta a actos de terrorismo internacional, la inmigración se
vincula a preocupaciones de seguridad nacional, y los políticos actúan
hostilmente hacia los inmigrantes.

Típicamente, el debate sobre inmigración incluye temas como: "una nación
tiene derecho a rechazar la entrada de extranjeros; los inmigrantes
erosionan la cultura de una nación; trabajan por menos salario y quitan
trabajos a los nacionales; quieren vivir de ayudas del gobierno; cometen
un número desproporcionado de delitos; la seguridad y la sanidad
requieren restricciones inmigratorias obligatorias".

En Estados Unidos los conservadores fundamentan en esos temas su caso
contra la inmigración abierta, y los liberales la defienden sobre
principios de compasión, la tradición americana de darles la bienvenida,
y los aportes socioeconómicos de los inmigrantes. Este es un debate
político intelectualmente estéril que no responde una pregunta moral
fundamental: ¿Las personas tienen derecho a emigrar?

Desde la perspectiva del liberalismo clásico la respuesta es sí a la
inmigración abierta, pero hay que hacer aclaraciones:

Inmigración abierta no significa inmigración descontrolada. Ni que
cualquiera pueda entrar a Estados Unidos como quiera y por donde quiera.
Inmigración abierta no implica derecho a ayudas y beneficios
gubernamentales. Ni elegibilidad para ciudadanía.

Inmigración abierta significa solamente que las personas pueden entrar
al país en los puntos de control establecidos donde se realicen
revisiones objetivas para proteger a la nación de enfermedades,
enemigos, y criminalidad.

Pero más importante, significa que la inmigración es un derecho
individual. Y precisamente porque el argumento libertario para fronteras
abiertas se basa en derechos individuales, raramente se evoca por los
norteamericanos liberales que favorecen políticas colectivistas en
conflicto con derechos individuales.

Como individuos deseamos libertad para pensar y actuar con nuestro mejor
juicio. Queremos producir riqueza y utilizarla como medio de construir
mejores vidas para nosotros y nuestras familias. Y tenemos un derecho
natural a actuar de acuerdo a nuestro juicio siempre que no violemos los
derechos de otros.

El derecho a la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad es el
derecho para actuar según nuestros requerimientos, el derecho a vivir
libres de restricciones coercitivas, y el derecho a perseguir nuestros
sueños. Si nuestras acciones no violan los derechos de otros, somos
moralmente libres para actuar. Cuando los migrantes escogen marcharse de
su patria buscando una vida mejor, actúan racionalmente.

Hay pocas dudas de que la libertad de movimiento dentro de un país es un
derecho humano básico, y no existe argumento ético que justifique tratar
diferentemente a las personas solo porque nacieron más allá de nuestras
fronteras. Los derechos naturales no lo son en virtud de dónde nacimos:
son universales.

En contraste, las naciones-estados son creaciones europeas relativamente
nuevas (siglo 19), con jurisdicción limitada circunscrita dentro de las
fronteras de esa nación-estado. Las políticas restrictivas de movimiento
y migración de los estados totalitarios violan el derecho individual a
la libertad de movimiento.

En la visión libertaria, las personas que desean cruzar legalmente una
frontera para buscar su felicidad tienen derecho a hacerlo. Los
inmigrantes aspiran legítimamente a vidas de libertad y felicidad. Sin
embargo, las fronteras significan algo.

Investigador Senior en ICCAS de UM, y autor del libro Mañana in Cuba.

Source: La migración es un derecho individual, pero las fronteras
significan algo | El Nuevo Herald -
http://www.elnuevoherald.com/opinion-es/article127548379.html

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