martes, 10 de enero de 2017

Carbón vegetal por marabú, ¿una apuesta sostenible?

Carbón vegetal por marabú, ¿una apuesta sostenible?
ELÍAS AMOR | Valencia | 10 de Enero de 2017 - 12:31 CET.

¿Quién lo iba a decir? Hace unos años, cuando Raúl Castro decidió
entregar tierras en arrendamiento a pequeños agricultores, en un intento
desesperado de mejorar la productividad en el campo cubano dominado por
la propiedad estatal, la presencia del marabú produjo alarmas. La plaga
temida por los guajiros cubanos se había extendido de forma
inmisericorde por los antiguos campos de cultivo, abandonados tras
décadas de desidia y abandono por parte del Gobierno castrista. La
puesta en funcionamiento de la tierra cedida por Raúl Castro exigía
esfuerzos titánicos a los arrendatarios.

Muchos tiraron la toalla ante la falta de recursos, otros se
especializaron en la producción de carne para consumo inundando los
mercados a corto plazo, los menos se unían a otras cooperativas en un
intento de acopiar insumos y medios de producción que permitieran el
desbroce de los campos infestos de la plaga. De manera sorprendente,
diez años después, la exportación de carbón vegetal a EEUU, producido a
partir del marabú se ha convertido en una significativa fuente de
ingresos que puede incrementarse en los próximos años, como se destaca
en un artículo en Granma.

No seré yo quién cuestione cualquier indicio de actividad económica
próspera en el marasmo de ineficacia de la economía creada por los
hermanos Castro bajo las rígidas reglas del estalinismo colectivista y
la absurda planificación central. Tengo que reconocer que siento
especial simpatía por esta actividad especializada en la fabricación de
carbón vegetal a partir de una plaga que crece de manera espontánea en
los campos abandonados por la propiedad estatal del castrismo que, sin
embargo, antaño, fueron explotaciones eficientes de productos agropecuarios.

El problema es que no conviene lanzar campanas al vuelo. No veo a Cuba
como primera potencia mundial en la exportación de carbón vegetal. Y
ello por muchas razones.

Primero, porque como dice el representante de la empresa española, que
está detrás de la explotación comercial del marabú como carbón vegetal,
la ventaja competitiva es muy débil y reside "en que en el mundo entero
la materia prima que se utiliza para hacer carbón hay que pagarla y en
Cuba se da silvestre. Eso lógicamente incrementa las utilidades". Y
tanto que las incrementa. Los datos que ofrece Granma son
espectaculares: "el precio por tonelada está entre 330 dólares para el
carbón de primera y cerca de 260 para el de baja granulometría". Si los
costes son prácticamente nulos, los beneficios son espectaculares.

Otros datos son sorprendentes. Una caballería de marabú genera 140
toneladas de carbón para la exportación, que revierte en cerca de 46.000
dólares, potencialidades que se derivan del carácter silvestre de la
materia prima y que no se paga por ella. La planta de las Tunas, que se
menciona en Granma, está en condiciones de generar ingresos superiores a
los siete millones de dólares. No parece mucho, pero hay que tener en
cuenta que el carbón vegetal es un producto de gran demanda en numerosos
países. En Cuba se producen 25.000 toneladas y se exportan alrededor de
10.000. Los trabajadores, en número de 400, perciben salarios medios de
3.000 pesos, casi 6 veces más que la media.

Segundo, porque no creo que exista suficiente marabú en el campo cubano
para alcanzar escalas de producción sostenibles en el tiempo. Esta
"fiebre" del marabú, que se parece mucho a la del oro en el oeste de
EEUU, puede acabar tan pronto como se extraiga toda la maleza creada por
años de abandono de los campos, y entonces, habrá que esperar otra vez.
En todo caso, como no podría ser de otro modo, la empresa estatal que se
encarga de esta actividad, la Empresa Provincial de Flora y Fauna (EPFF)
ya empezó a establecer planes para 2016 en 3.500 toneladas, con el
objetivo de llegar a las 6.000 en un futuro cercano. Difícil. Los
responsables de la empresa temen al estricto cumplimiento de exigentes
normas de calidad, que obliga al carbón a pasar por un proceso para
acercarlo a los estándares del mercado. Cuba es el único país del mundo
en que el Estado se dedica a fabricar carbón vegetal. Increíble.

Tercero, los problemas de comercialización y de tecnología. Actualmente,
se realizan por una empresa española que llegó a acuerdos con el régimen
en 2007. Pero esta empresa tiene intereses en numerosos países, como
Paraguay, Argentina, Venezuela, República Dominicana, Nicaragua. La
empresa estatal que produce el carbón, no parece tener capacidad para
comerciar en los mercados mundiales ni tampoco para avanzar en los
diseños tecnológicos. Cuando las cosas se pongan difíciles, y eso no
tardará mucho, ya veremos quién se encarga de vender y a qué precio. Los
cargamentos a EEUU, que han salido recientemente de la Isla, ponen de
manifiesto que los argumentos del embargo se caen por su propio peso. Lo
que tiene que hacer Cuba es producir artículos que tengan demanda en los
mercados mundiales. Este la tiene, pero ¿por cuánto tiempo?

Cuarto. Como se señala en el artículo de Granma, la producción de
briquetas y su consiguiente exportación exige potenciar la siembra de la
yuca para el almidón, e instalar un laboratorio que permita certificar
la calidad del producto terminado. La yuca es un producto alimenticio
básico en la dieta de los cubanos. Cuanta mas yuca se destine a la
fabricación del carbón vegetal, menos se dedicará a los mercados de
consumo. La competencia entre alimentos y bienes intermedios no deja de
ser un contrasentido para los planificadores de la economía estatal
castrista. Otra vez el círculo vicioso de la economía y sus efectos
sobre los precios.

En tales condiciones, pienso que los días del carbón vegetal tunero
pueden estar contados. Se desbrozan los campos, pero entonces ¿qué
ocurrirá con la materia prima en unos años? El marabú es silvestre, no
admite explotaciones como por ejemplo, el eucalipto. Habría que ir
investigando qué hacen otros. Lo normal es que los campos que se
recuperen se destinen a otras producciones. ¿Qué ocurrirá entonces? ¿La
propiedad estatal qué decidirá? Además, cuando aparezca la competencia,
que la habrá en otros países, ¿qué hará la empresa comercializadora?. Lo
más probable es que abandone. ¿Entonces será la estatal Empresa de Flora
y Fauna capaz de asumir la tecnología y las ventas de lo que pueda
quedar? No veo futuro a este oro negro, como otras tantas cosas. Pan
para hoy, y hambre para mañana. Si el Estado castrista, planificador
central y dueño de todos los medios de producción, no lo sabe hacer
mejor, simplemente que se retire ya de la economía y la deje en manos de
los cubanos.

Este artículo apareció en el blog Cubaeconomía. Se reproduce con
autorización del autor.

Source: Carbón vegetal por marabú, ¿una apuesta sostenible? | Diario de
Cuba - http://www.diariodecuba.com/cuba/1484047286_26943.html

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