martes, 3 de enero de 2017

Breve e impreciso boceto de un partidario

Breve e impreciso boceto de un partidario
REINALDO ESCOBAR, La Habana | 03/01/2017

Las imágenes del desfile y la marcha del pueblo combatiente de este 2 de
enero provocaron en muchos algunas preguntas: ¿Quiénes son estos cubanos
que asistieron a la Plaza de la Revolución? ¿Qué características definen
a quienes se despertaron de madrugada, gritaron consignas frente a la
tribuna o marcharon diligentes portando un cartel progubernamental?

La prensa oficial los define con adjetivos positivos ‒agradecidos,
fieles, combativos‒ y los incluye en el lema de moda, ese que cada uno
de ellos repitió durante este lunes: "Yo soy Fidel". Pero cabe también
dibujar los contornos de su naturaleza a partir de lo que no son, o al
menos de lo que no deberían ser...

Está claro que en la amplia explanada, a la sombra del Ministerio del
Interior, no estaban aquellos que mantienen divergencias políticas con
el Gobierno o los que no tuvieron el ánimo de simular un desbordante
entusiasmo revolucionario. Quienes aún padecían la resaca de fin de año
y no pudieron despegarse temprano de la cama también se cuentan en esa
lista.

Sin embargo, si se cree a pie juntillas la descripción que hace el
oficialismo de fieles allí congregados, tampoco debieron concurrir los
que conforman esa "lacra antisocial que no estudia ni trabaja", un grupo
cuya principal ideología es la sobrevivencia y que llama izquierda a
todo aquello que se hace fuera de la ley para sortear los rigores de la
cotidianidad.

Se supone que a la Plaza no asistió ninguno de los tantos que trafican
con el combustible de tractores y ómnibus del servicio público. No
estaban siquiera los negociantes de gasolina o petróleo extraídos de los
equipos de generación eléctrica, transporte de carga y vehículos
estatales, que revenden el producto a los conductores de vehículos privados.

En esa masa enardecida se deduce que no asomaba el rostro de nadie que
comercializa alimentos o productos para la higiene personal extraídos de
círculos infantiles, hospitales, escuelas, comedores obreros e incluso
prisiones y unidades militares. Porque ese tipo de gente tampoco tenía
cabida en una marcha convocada para intachables.

Bajo esa lógica, entre los combativos trabajadores de la construcción no
marcharon los que alimentan el mercado negro con cemento, arena,
bloques, cabillas, muebles sanitarios, cables, tomacorrientes y tantas
cosas extraídas de las obras estatales. Ni hablar de aquellos que
incurren en el delito de receptación y compran recursos "desviados" para
reparar sus viviendas.

Entre las personas de la tercera edad que representaron a
alfabetizadores, antiguos milicianos o combatientes internacionalistas,
ninguno debió ser de los ancianos que compran periódicos en los
estanquillos al precio de 0,20 centavos y luego los revenden a un peso.
Ni de esos jubilados que, a las puertas de los mercados, ofrecen
cigarros al menudeo, bolsas plásticas, café o espaguetis del
racionamiento para completar su pensión.

La lista de los que –bajo ningún concepto– debieron formar parte de la
concentración organizada por el Gobierno este lunes podría alargarse
indefinidamente. En esas apretadas filas no tenían cabida los
improductivos, los negligentes en el servicio, los que manipulan la pesa
en un mercado ni los administradores que maquillan los números antes de
que llegue la auditoría.

Entre los miles de jóvenes y adolescentes que agitaban banderas,
portaban pancartas y coreaban lemas no había espacio para los que venden
su cuerpo a los turistas ni los que sueñan con largarse del país, ya sea
cruzando el Estrecho de Florida, atravesando las selvas de Centroamérica
o pactando un matrimonio sin amor.

Tampoco estaba previsto que participaran en la concentración los que
compran una prueba de ingreso a la educación superior o falsifican un
certificado médico para esquivar el servicio militar.

Debieron faltar también los que protagonizan ese fenómeno al que los
medios oficiales llaman "crisis de valores" y ejemplifican con el uso de
"símbolos ajenos a nuestra cultura" como celebrar el día de Halloween,
preferir el fútbol al béisbol o llevar una camiseta con la bandera de
Estados Unidos.

Si ninguno de esos excluidos del discurso oficial, estigmatizados por la
propaganda y condenados por el sistema, marchó este lunes... entonces,
¿quiénes llenaron la Plaza?

Source: Breve e impreciso boceto de un partidario -
http://www.14ymedio.com/blogs/desde_aqui/Breve-impreciso-boceto-partidario_7_2138856094.html

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