lunes, 25 de mayo de 2015

Críticas de Cuba a Guantánamo esconden hipocresía del régimen

Críticas de Cuba a Guantánamo esconden hipocresía del régimen
El gobernante Fidel Castro siempre permitió presencia de fuerzas
soviéticas en la isla y combatió y financió guerras en el extranjero
mientras denunciaba el enclave militar de EEUU
LA HABANA.-IVÁN GARCÍA
Especial

Para la autocracia verde olivo no existen términos medios. En su
narrativa política contra la injerencia de Estados Unidos a Cuba,
resaltan el embargo económico y la Base Naval enclavada en Caimanera,
Guantánamo, provincia a 1.200 kilómetros al este de La Habana.

El embargo implementado parcialmente por la administración de Eisenhower
en 1960 y aplicado con mayor rigor por Kennedy en 1962 es, gústenos o
no, una decisión soberana del gobierno de Estados Unidos.

Se instauró como respuesta a las confiscaciones sin compensaciones de
Fidel Castro. Desde luego, también fue un arma de presión económica de
la Casa Blanca, para intentar desestabilizar el estado de cosas en la Isla.

Están los que consideran al "bloqueo", como le llama el régimen,
extraterritorial, injusto o ineficaz. Entre las estrategias coercitivas
de los gobiernos, los embargos económicos son una táctica frecuente.

Fueron utilizados contra la Sudáfrica del apartheid y ahora mismo están
vigentes restricciones económicas de Estados Unidos y la Unión Europea a
Rusia por su anexión de Crimea.

La base militar no es ilegal

A Washington le asiste el derecho de no negociar, conceder créditos o
vender productos estadounidenses a una nación que considere hostil. Ya
el tema de la Base Naval de Guantánamo es diferente.

Intentaré ser objetivo. Un segmento amplio de los cubanos, de cualquier
tendencia política, está a favor de la devolución de la base a Cuba. Por
supuesto, los medios oficiales cuentan la historia a su manera.

La base militar no es ilegal. La Estación Naval en la Bahía de
Guantánamo se estableció en 1898, cuando Estados Unidos obtuvo el
control de Cuba al término de la Guerra hispano-estadounidense. El
Gobierno norteamericano obtuvo un arrendamiento perpetuo que comenzó el
23 de febrero de 1903, con la firma por parte de Tomás Estrada Palma,
primer presidente electo de la República de Cuba, del Tratado
cubano-estadounidense. El arrendamiento consta en los apartados I y III
de dicho tratado:

Artículo I. La República de Cuba arrienda por el presente a los Estados
Unidos por el tiempo que las necesitare para el objeto de establecer en
ellas estaciones carboneras o navales, las extensiones de tierra y agua
situadas en la isla de Cuba.

Artículo III. Si bien los Estados Unidos reconocen por su parte la
continuación de la soberanía definitiva de La República de Cuba sobre
las extensiones de tierra y agua arriba descritas, la República de Cuba
consiente, por su parte, en que, durante el período en que los Estados
Unidos ocupen dichas áreas a tenor de las estipulaciones de este
convenio, los Estados Unidos ejerzan jurisdicción y señoríos completos
sobre dichas áreas.

Una vez terminada la Guerra, la isla fue ocupada militarmente por
Estados Unidos (1899-1902). Y como protectorado estadounidense, Cuba
incorpora a su Constitución un apéndice o agregado que quedó conocido
como Enmienda Platt. Entre otras cosas, el Tratado cubano-estadounidense
establecía que Estados Unidos tendría completo control y jurisdicción
sobre la Bahía de Guantánamo, con el propósito de operar estaciones
navales y de embarque, y reconocía que Cuba mantenía su soberanía.

En 1934, un tratado reafirmó el derecho de que Cuba y sus socios
comerciales pasaran a través de la bahía guantanamera; modificó el pago
anual de una renta de 2.000 dólares en monedas de oro (unos 4.085
dólares estadounidenses de entonces) y agregó el requerimiento de que el
fin de esta renta requeriría el consentimiento de ambos gobiernos, o el
abandono de la propiedad por Estados Unidos.

Desde la llegada al poder de Fidel Castro, Cuba solamente ha cobrado una
renta de alquiler, por considerar ilegítima la base. Otro litigio a
negociar. Castro no es un nacionalista a ultranza.

En 1962, de manera secreta, emplazó en Cuba 42 cohetes nucleares
soviéticos que pusieron al mundo al borde una conflagración mundial. Sin
contar con el pueblo cubano, autorizó la estancia de bases militares
soviéticas. En la provincia de Cienfuegos, en el centro de la isla, hubo
un destacamento naval y al sur de La Habana, una brigada mecanizada con
tanques y artillería que en la jerga oficial se denominaba Centro de
Estudios No. 11.

Lourdes, para el espionaje soviético

Donde hoy radica la Universidad de Ciencias Informáticas, estuvo
enclavada una base de espionaje rusa para el seguimiento y escucha por
medios electrónicos del ejército y la aviación de Estados Unidos.

Conocida como Lourdes, hasta su cierre en 2001, los servicios especiales
de Castro compartieron información sensible sobre Estados Unidos con el
imperio soviético primero y luego con la Rusia de Vladimir Putin. El
alquiler no era gratis: Moscú le pagaba a Cuba 200 millones de dólares
anuales.

Ahora, con el resurgimiento de la expansión imperial rusa tras la
anexión de Crimea, las autoridades de las dos naciones han contemplado
el despliegue nuevamente de bases militares en Cuba. Aunque de momento
todo queda en el campo de la especulación política.

Cuando en el otoño de 2001, a raíz de los atentados del 11-S, la
administración de George W, Bush decidió abrir una cárcel para supuestos
terroristas en Guantánamo, el entonces secretario de Estado, Colin
Powell, le envió una nota al Gobierno cubano, contando los pormenores y
la estrategia a seguir en la futura prisión.

Fidel Castro reconoció la deferencia diplomática. El 11 de enero de
2002, el periódico Granma publicaba en su primera página una declaración
dirigida a la opinión pública nacional e internacional. Para sorpresa de
los lectores, el Gobierno de Cuba apreciaba la información previa
suministrada, y decía que había tomado nota con satisfacción "de las
declaraciones públicas de las autoridades norteamericanas en el sentido
de que los prisioneros recibirán un tratamiento adecuado y humano, que
podrá ser controlado por la Cruz Roja Internacional. Aunque no se conoce
con precisión el número de prisioneros que allí serán concentrados,
estamos en disposición de cooperar con los servicios de asistencia
médica que fuesen requeridos, programas de saneamiento y de lucha contra
vectores y plagas en las áreas bajo nuestro control que circundan la base".

Solo después de que se conocieran las torturas y flagrantes violaciones
de los derechos humanos a detenidos en cárceles de Abu Ghraib, en Irak,
y en Guantánamo, el régimen comenzó a juzgar en duros términos los
métodos estadounidenses para combatir el terrorismo.

Resumamos. A pesar de la manipulación oficial sobre el tema, una mayoría
de cubanos está a favor de la devolución de la Base Naval de Guantánamo.
La instalación carece de importancia militar y estratégica para Estados
Unidos. Si damos crédito a Cubadebate, una página del Gobierno cubano,
el mantenimiento de esa base le cuesta cerca de 1.000 millones de
dólares anuales al contribuyente estadounidense. Desde 2009, el
presidente Obama tiene la intención de cerrar la prisión. Hasta ahora no
ha tenido éxito.

Tras el nuevo panorama político abierto el 17 de diciembre de 2014,
cobra fuerza la posibilidad de que las dos partes se sienten a negociar
el futuro de la base. Serenamente, sin confundir soberanía nacional con
ideología, irrespeto a los derechos políticos y falta de libertad de
expresión.

La Base Naval de Guantánamo debe ser devuelta a la isla. Pero nunca más
Cuba debiera emplazar centros militares extranjeros en su territorio ni
sus tropas participar en guerras fuera de sus fronteras. A menos que en
un plebiscito democrático el pueblo elija esa opción.

Source: Críticas de Cuba a Guantánamo esconden hipocresía del régimen ::
Diario las Americas :: Cuba -
http://www.diariolasamericas.com/4847_cuba/3121909_cuba-base-naval-guantanamo-eeuu-cuba.html

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