jueves, 24 de julio de 2014

Una capital colmada de consignas

Una capital colmada de consignas
ORLANDO DELGADO | La Habana | 24 Jul 2014 - 10:16 am.

Si en los 90 se veía alguna publicidad comercial en las vallas
propagandísticas habaneras, ahora solo aparecen consignas políticas.

Entre los aspectos más atractivos y enajenantes del entorno de la
capital cubana están —sin lugar a dudas— sus vallas propagandísticas. Si
en la década del 90 en algunas de ellas se colocó publicidad comercial
donde se promocionaban refrescos y cervezas nacionales, este intento por
embellecer el entorno citadino fue rápidamente modificado y en su lugar
aparecieron consignas y frases de corte propagandístico a tono con el
interés gubernamental de impedir cualquier "relajamiento visual" de sus
ciudadanos.

Es así que todavía muchos recuerdan aquellos carteles contra el embargo
estadounidense donde no sé cuantos días de "bloqueo" equivalían a una
cifra determinada de libretas o computadoras que no podíamos tener, o
los inmensos carteles puestos cuando el presidente George W. Bush
anunció un proyecto de transición democrática que, de implantarse, "nos
iba a quitar hasta la sonrisa".

Cualquier visitante extranjero puede percatarse del permanente
sacrificio que exige el régimen a sus ciudadanos cuando en plena Rampa
habanera una valla bien grande con las imágenes de Guevara, Camilo y
Julio Antonio Mella juntas, proclama: "Todo Por La Revolución".

O le será inevitable preguntarse quiénes son esos cinco rostros que en
tiendas, bodegas o cualquier otro lugar público aparece reiteradamente
exigiendo que sean liberados como si en ellos le fuera la vida a cada
uno de los cubanos.

Abundan también en muchos lugares públicos frases de los hermanos Castro
o aquella famosa consigna que conmina a salvar el socialismo o morir,
como si viviéramos en un permanente estado de guerra. Hay de todo, y es
inevitable toparse con ellas a diario. Algunas ofenden el sentido común
de cualquier persona que conozca bien la realidad de la Isla, cuando
intentan vender una imagen hace rato perdida. Como es el caso de una
valla muy colorida frente a la Biblioteca Nacional donde puede leerse:
"La Revolución Es Una Hermosa E Indestructible Realidad".

O cuando expresa en otra de muy atractivo diseño que el bloqueo (por
embargo) estadounidense es el "Genocidio Más Largo De La Historia".

Como a la propaganda no le interesa buscar la verdad sino tratar de
imponer una visión maniquea de la realidad, no pude evitar buscar el
significado de genocidio en el diccionario: "Exterminio sistemático de
un grupo social por motivos de raza, religión o política". Es
interesante observar cómo esa valla contradice el propio discurso del
régimen quien se enorgullece de poder (mal)alimentar a todos sus
ciudadanos y que proclama que en Cuba no hay desamparados ni mendigos.
Cabría preguntarse entonces que grupo social o número de personas ha
sido alguna vez exterminado por esa "política genocida" que es el
embargo estadounidense.

Podría compilarse en un libro las variadísimas consignas, frases o
imágenes que han inundado nuestras avenidas en las últimas décadas, pero
a este periodista le llamó poderosamente la atención una de las tantas
frases de Fidel Castro que abundan por la ciudad y que, desde que la leí
en una de las calles de la barriada de Luyanó junto a un busto de Martí,
no he podido olvidarla: "Hay Que Dejar De Ser, Antes De Dejar De Ser
Revolucionario".

Esta, como tantas otras ideas y acciones de la larga vida de su autor,
refleja nítidamente la acendrada vocación dictatorial de Castro, la cual
sin pudor alguno se expone en la vía pública pues la calle y toda Cuba
"es para los revolucionarios" y si no eres revolucionario es como si
nunca hubieses existido, automáticamente el oficialismo te borra de la
historia.

La más extensa e importante avenida de la ciudad, Rancho Boyeros, posee
más de 20 vallas. En casi todas hay una frase política o una consigna
ideológica que conmina al trabajo, la eficiencia, el orden, la lucha o a
una batalla de cualquier tipo, no importa cuál. El problema es mantener
a las personas entretenidas o sojuzgadas mentalmente con el único
objetivo de mantener el orden represivo interno.

Ese es el fin último de las vallas en Cuba, aunque casi nadie a estas
alturas crea en ellas.

Source: Una capital colmada de consignas | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/cuba/1406189798_9608.html

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