jueves, 24 de abril de 2014

La foto en Obispo se paga

La foto en Obispo se paga
Dije que no era turista, que solo retrataba de casualidad y la mujer se
acercó aún más. En tono entre educado y agresivo, me dijo: -¡Procura no
hacerlo más!
martes, abril 22, 2014 | Frank Correa

LA HABANA, Cuba.- En un recorrido por La Habana Vieja, la nota
distintiva fue la exigencia desmedida de algunos personajes "del
folclor" por cobrar sus fotografías.
Comencé frente al hotel Ambos Mundos, en la calle Obispo, donde vivió a
finales de los años treinta el novelista norteamericano Ernest
Hemingway. Mientras fotografiaba el hotel, observé a un hombre parado en
la esquina junto a una bicicleta, exhibiendo en una caja a dos perros
salchichas, vestidos completamente.

Tenían gorras y gafas. Uno estaba vestido con el uniforme del equipo de
béisbol Industriales, el otro vestido de rapero. Quise fotografiarlos,
pero el hombre no lo permitió.

-La fotografía se paga- exigió seriamente.

Le dije que no era turista, solo un transeúnte queriendo llevar un
recuerdo y repitió:

-Se paga.

Aproveché el momento en que fue a exigirles a unos turistas el pago de
las fotos, enfoqué hacia los perros y se desplazó rápido hasta ocuparme
el lente:

-¡Te dije que la foto se paga! ¡Porque yo pago una licencia! –. Me
mostró un documento que colgaba del cuello. Se volvió hacia un extranjero:

-¡Amichi… la foto se paga…!

Continué avanzando por la calle Obispo, entre un mar de gente. A lo
lejos se escuchó un pregón: ¡Maní…! Y luego las letras de "El Manisero",
de Moisés Simons, cantada por una vibrante voz de mujer al estilo de
Rita Montaner. Apareció entre la gente una negra inmensa, vendedora de
maní, vestida como en el siglo XVIII.

Le tomé una fotografía desde lejos, con su atuendo, su abanico y sus
maníes, pero cuando me vio con la cámara se tapó el rostro con el
abanico y avanzó hacia mí.

-¡Te vi que me fotografiaste… Me pagas ahora!

Dije que no era turista, que solo retrataba de casualidad y la mujer se
acercó aún más. En tono entre educado y agresivo, me dijo:

-¡Procura no hacerlo más… porque ya sabes que la foto se paga!

No sé si fuera cierto que la fotografía en la calle Obispo hay que
pagarla. Ni si en otras partes del mundo, retratar en calles como ésa
deba pagarse. Pero jamás había visto tal desafuero en las personas por
sacar dinero. Para evitar más contratiempos, me escondí entre unas matas
de un restaurante a retratar.

Desde mi escondite logré fotos de la calle y de la gente que pasaba.
Como la de un caricaturista apasionado que dibujaba a todo el mundo, un
personaje del siglo XIX caminando con aires de gigoló, y un par de
mendigos fumadores, tan borrachos que se retrataron frente a la cámara,
sin reparo.

Source: La foto en Obispo se paga | Cubanet -
http://www.cubanet.org/noticias/la-foto-en-obispo-se-paga/

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