jueves, 25 de octubre de 2012

Vivir entre caudillos

Vivir entre caudillos
Miércoles, 24 de Octubre de 2012 04:16
Escrito por Guillermo Ordoñez

Cuba actualidad, Centro Habana, La Habana (PD) La expectativa de toda
Cuba estaba en la determinación que tomaría el pueblo venezolano
respecto a quien sería su nuevo mandatario. Nunca antes nación alguna
estuvo tan pendiente a los resultados electorales de otra. Y no era para
menos: la economía cubana depende del petróleo y los petrodólares de
Hugo Chávez.

Cuba, en las manos del gobierno actual, se muestra como un país parásito
y dependiente. La situación económica en que el gobierno nos ha puesto
es vergonzosa. El ciudadano de a pie en nuestro país no es otra cosa que
un instrumento utilizable para la mendicidad de la nación ante los ojos
del mundo.

Como es sabido, el gobierno cubano justifica la supresión de las
libertades fundamentales de sus ciudadanos sobre la base de un arcaico y
obsoleto bloqueo económico impuesto por los Estados Unidos.

Las opiniones de la población cubana acerca de las elecciones
venezolanas eran desesperanzadoras y de miedo. Discurrían entre el
absurdo y lo lógico. Sin embargo, las elecciones que debían crear
expectativas a este pueblo son las del Poder Popular. Pero estas
elecciones a la población ni les preocupan ni les importan.

¿Cómo es posible que las elecciones en Venezuela, tan distante, se
convirtieran en nuestro dolor de cabeza?

Hoy cuando el desespero lleva a la nomenclatura a tomar medidas tan
bajas como las detenciones arbitrarias, las amenazas, la incitación a
actos de repudio contra opositores pacíficos, las golpizas a defensores
de los derechos humanos, ¿qué hace el gobierno para salvarse por sí
mismo de su crisis, para darle valía al Poder Popular?

La frase emitida por Einstein respecto a las crisis tienen valía para
todos los tiempos, individuos y naciones: La mentira tiene una sola
ficha de cambio, la verdad, que la hace desmoronarse al instante.

La propaganda oficialista aburre con la victoria de Hugo Chávez, pero no
habla de la indiferencia de la población cubana ante la nominación de
candidatos al Poder Popular, que son los que han de elegir a nuestros
dirigentes y hacerse responsables de nuestra situación.

El actual presidente de los Consejos de Estado y de Ministros es como un
fantasma. Cada día las cosas se tornan peores y más difíciles. Qué será
de nuestra nación es un enigma indescifrable. El gobierno sustituye a
los dirigentes sin mediar la opinión del pueblo, sin transparencia. El
irrespeto es cotidiano hacia los nacionales.

Lo difícil del momento actual nos convierte a todos en políticos y nos
lleva a marcar una diferencia que frisa entre el odio y la indiferencia.
El temor a la caída del régimen chavista no es otra cosa que miedo a
volver a situaciones que la población cubana ya vivió: los apagones, la
inventiva de cómo alimentarse, el desespero ante la falta de recursos al
limite (que hoy no es muy lejana), el estado pésimo del transporte
público urbano, aun con las regalías de Chávez.

La pérdida de valores nos convierte en una nación violenta, corrupta y
sin identidad. Este es el resultado, entre otras cosas, de nuestra
petro-venta a los petrodólares chavistas, negociada entre caudillos.

Lo que sucedió en Venezuela el 7 de octubre es un problema venezolano.
Nosotros, como pueblo empático y solidario, les deseamos lo mejor a los
venezolanos. Ellos conocen sus razones y son dueños de sus destinos.

Para Cuba Actualidad: lizama1961@gmail.com

http://primaveradigital.org/primavera/politica/54-politica/5545-vivir-entre-caudillos.html

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