martes, 16 de octubre de 2012

Una escenografía llamada Bayamo

Una escenografía llamada Bayamo

De repente la calle que me vio nacer se tornó una especie de arteria
privilegiada para la cual el Estado asignaba nuevos postes de tendido
eléctrico, latas de pintura decorativa y pintura para las señalizaciones
de tránsito.
Ernesto Morales Licea / Especial martinoticias.com
octubre 16, 2012

El tribunal antes y después del juicio, en un montaje del blog Un cubano
en Canarias.
​​Algo no encajaba. Mis ojos no me engañaban. Pasaba y repasaba aquellas
imágenes de mi calle natal que Reuters ofrecía al mundo durante el
mediático juicio de Ángel Carromero en Bayamo, y algo no andaba bien.
Era como reconocer rasgos de un rostro, pero no al nombre de aquel
rostro, no a la persona.

Se suponía que yo debía reconocer aquellas imágenes: durante mis 26 años
de vida en Cuba deambulé por esa calle, exactamente esa calle, día tras
día, hora tras hora.

El Tribunal Provincial de Granma está ubicado en la calle Parada, apenas
a 100 metros de la casa donde nací y crecí. Desde mi portal podía ver
las largas filas de personas dispuestas a entrar a un juicio público.
Demasiadas veces mi trayecto se vio interrumpido por una multitud cuando
el juicio era un escándalo local.

Como amargo dato curioso: tan solo una casa intermedia, de dos plantas,
separa ese tribunal de justicia de la casa de renta donde en 2010 murió
la niña prostituta por la cual se desató un escándalo internacional con
tres italianos de por medio.

Cuando escuché la palabra "Bayamo" pronunciada por los presentadores de
CNN debido al juicio, pensé, sonriente: "Debe ser la primera vez que los
grandes medios mencionan esta palabra". Me sentía infantilmente orgulloso.

Pero algo seguía sin encajarme en las imágenes que mostraban Fox, CNN y
NBC de mi calle: no la reconocía del todo. En silencio me decía: "¿Esto
lo ha provocado solo un año y medio de ausencia? ¿Ya no recuerdo bien?".
Callaba avergonzado.

Hasta que el misterio terminó por aclararse: ¡los artistas del
maquillaje habían puesto manos a la obra! Alguien me envió un par de
fotos: "¿Viste como remodelaron el Tribunal Provincial en un puñado de
días, y como pintaron todas las fachadas de tu cuadra antes del juicio?".

Apenas daba crédito a lo que mis ojos veían. En lugar de las ventanas de
marrón sucio y desgastado junto a las cuales pasé cientos de miles de
veces, ahora se erigía una fachada con carpintería de aluminio blanco,
cristales y pintura azul de dos tonos.

Más alucinante aun: las fachadas de todas las casas de la cuadra habían
sido retocadas para el gran día. Algunas, como la mía, donde todavía
viven mis familiares, no necesitó el maquillaje: el censo apresurado
determinó que estaba bonita para las fotos y filmaciones extranjeras.

De repente la calle que me vio nacer se tornó una especie de arteria
privilegiada para la cual el Estado asignaba nuevos postes de tendido
eléctrico, latas de pintura decorativa y pintura para las señalizaciones
de tránsito. Todo debía surgir flamante ante el mundo: que no se dijera,
que no se pusiera en duda el Paraíso de Raúl y de Fidel.

¿Qué importaba un poco de agitación momentánea, de presencia policial y
cámaras de televisión foráneas?, pensarían mis vecinos. ¿Qué importaba,
si al final de la jornada sus casas recibirían un gratuito baño de
color… aunque solo fuera en su parte delantera?

Por estos días en que los ecos del juicio se han ido extinguiendo, he
conversado con algunos amigos y vecinos. A veces hago el experimento de
preguntarles qué les parece el caso de Ángel Carromero: algunos
responden vagamente, otros apenas tienen idea de quién es. Tampoco saben
de Oswaldo Payá ni Harold Cepero. Lo único que saben es que la cuadra se
ve más bonita, y probablemente en silencio aguarden porque un nuevo
escándalo atraiga la atención internacional nuevamente sobre Bayamo. A
ver si las arcas de un Estado farsante e ilusionista se abre para ellos
otra vez.

http://www.martinoticias.com/content/article/15727.html

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