miércoles, 10 de octubre de 2012

Sin libertad el recuerdo agradecido del 10 de octubre es imposible

Sin libertad el recuerdo agradecido del 10 de octubre es imposible

Luego de casi siglo y medio de la importante gesta de La Demajagua el
gobierno militar de Cuba pisotea los derechos consignados en la
Declaración Universal de los Derechos Humanos.
León Padrón Azcuy
octubre 10, 2012

El próximo 10 de octubre se cumplirá ciento cuarenta y cuatro años de la
importante gesta de La Demajagua. Proeza inolvidable en la historia de
Cuba, por cuanto ese día Carlos Manuel de Céspedes -Padre de la Patria-
dio la libertad a sus esclavos, iniciando así la guerra por la
independencia y libertad de los cubanos del yugo colonial extranjero. Un
empeño que tras un largo período insurreccional se consolidó en 1902 con
la instauración de la República.

Lamentablemente en enero de 1959, la isla sucumbiría nuevamente. Esta
vez ante el sueño revolucionario de Fidel Castro. Devenido en dictador
de turno, trayendo a la isla caribeña una ideología, jamás concebida ni
por Céspedes, ni por ninguno de los padres fundadores de la
independencia de Cuba.

El Manifiesto redactado por Céspedes, fechado en Manzanillo el 10 de
octubre 1968, increíblemente denota un escenario político, económico y
social, similar al que vive -ahora mismo- nuestra amada Cuba.

La hipocresía del gobierno cubano y todos sus acólitos se pone en
evidencia con la más miope lectura de este documento. "Nadie ignora que
España gobierna la isla de Cuba con un brazo manchado…. teniéndola
privada de toda libertad política, civil y religiosa….nadie puede pedir
remedio a sus males sin que se le trate como rebelde, y no se le concede
otro recurso que callar y obedecer….los cubanos no pueden hablar, no
pueden escribir, no pueden ni siquiera pensar…….

Cuando un pueblo llega al extremo de degradación y miseria en que
nosotros nos vemos, nadie puede negarle que eche manos a las armas para
salir de un estado tan lleno de oprobio. La isla de Cuba no puede estar
privada de los derechos que gozan otros pueblos, y no pueden consentir
que se diga que no sabe más que sufrir. A los demás pueblos civilizados
toca interponer su influencia para sacar de las garras de un bárbaro
opresor a un pueblo inocente, ilustrado, sensible y generoso.

No nos extravía rencores, no nos halagan ambiciones, solo queremos ser
libres e iguales como hizo el creador a todos los hombres".

Luego de casi siglo y medio de aquel esfuerzo, el gobierno militar de
Cuba, pisotea los derechos consignados en la Declaración Universal de
los Derechos Humanos. Y lo hacen con un absoluto descaro y sin el más
mínimo arrepentimiento.

La Declaración, un anhelo de la humanidad desde 1948, otorga -entre
otras libertades- la de "opinión y expresión" y se aclara que ese
derecho "incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de
investigar y recibir información sin limitación de fronteras". Pero en
Cuba, según consta en la constitución, los medios de difusión pertenecen
al Estado, ¿quién entonces puede dar a conocer sus opiniones sin permiso
del gobierno? ¿Y quién se atreverá a disentir si el código penal prevé
indistintamente "desacato" con pena de cárcel, o en el mejor de los
casos, el que se atreve hacerlo, la propaganda oficialista lo tacha de
mercenario, pagado por una potencia extranjera?

La imposición a la ciudadanía de una "concepción marxista leninista" que
tenía como fin "formar a las nuevas generaciones en los principios
ideológicos y morales del comunismo", ha estado más cerca del esclavo o
del maniquí, que del pleno desarrollo de la personalidad.

En silencio, la mayoría de los cubanos mandan sus hijos a las escuelas a
recibir la "programada" educación, que diseñaron esos mismos que nos
quitaron la libertad. Quienes no desaprovechan la oportunidad para
adoctrinar desde la niñez bajo la óptica "socialista" a nuestra
juventud. Tarea recurrente, puesto que los maestros actuantes también
fueron educados, enseñados y adoctrinados bajo el mismo precepto.
Imposible será enseñar a nuestros hijos el recuerdo agradecido del 10 de
octubre de 1968 mientras Cuba no sea verdaderamente libre.

El recién fallecido disidente Osvaldo Paya dijo ante el Parlamento
Europeo "Las tiranías no tienen color político, son una sola vengan de
donde vengan". Si bien el tiempo de las armas y la violencia quedaron
atrás, tal vez usted que me está leyendo dirá ¿con que los vamos a
derrotar? ¡Ah! Esa pregunta se la hicieron al Mayor Ignacio Agramonte en
un momento bien difícil de la guerra frente al poderío militar de España
y la complicidad de todos los países de América. Un escenario muy
parecido al de hoy. "¡Con la vergüenza de los cubanos"! Contestó.

Vergüenza que es desasimiento de intereses personales, vergüenza que es
repulsión de caminos tortuosos, vergüenza que es el débito irreductible
a favor de la Patria. Y no más compromiso con el castrismo, responsable
de todos nuestros males.

Publicado en el blog leonlibredecuba el 9 de octubre de 2012

http://www.martinoticias.com/content/article/15585.html

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