viernes, 19 de octubre de 2012

Oscuros censores

Oscuros censores
Viernes, Octubre 19, 2012 | Por Víctor Manuel Domínguez

Escena de La hijastra - Foto tomada de La JiribillaLA HABANA, Cuba,
octubre, www.cubanet.org -La trasnochada ofensiva desatada contra
escritores y artistas cubanos en los dos últimos años, más que
fortaleza revolucionaria, denota la creciente debilidad del gobierno y
el derrumbe de los paradigmas autoritarios impuestos en el país.

Otra vez, los censores ideológicos vuelven a frustrar un hecho cultural.
Insisten en que la libertad de expresión sea letra muerta en la isla.
Tratan de amedrentarnos mostrándonos que quien traspase los límites de
la intolerancia comunista recibirá su castigo.

La reciente retirada de escena de la obra de teatro La hijastra, es otro
ataque desesperado de los censores contra la indetenible tendencia de
nuestros artistas e intelectuales a mostrar el desastre nacional, a
través de sus obras.

La hijastra, escrita por el joven dramaturgo Rogelio Orizondo y llevada
a escena por el director teatral y laureado cineasta Juan Carlos
Cremata, autor del documental Oscuros rinocerontes enjaulados, y los
filmes Nada, Viva Cuba y Chamaco, fue sacada de cartelera en la Sala
Tito Junco, del Centro Cultural Bertolt Brecht, en el Vedado.

Según Cremata: "La hijastra es obscena, grosera, irreverente,
contestataria, iconoclasta, hiperrealista y hasta lacerante, para
algunas mentes un poco, o bastante conservadoras". "Es necesaria
–continúa diciendo– en tanto habla de la urgente recuperación de una
espiritualidad perdida, en medio de la sociedad que estamos sobreviviendo".

Pero este necesario diálogo -con y desde la realidad cubana- resultó
subversivo para los censores, acostumbrados a imponer su ley, que ahora
emplean subterfugios más sutiles para imponer sus dictados. Es tanto su
temor y pudibundez que provoca vergüenza ajena.

Atacar es la única defensa con que cuentan para tratar de disuadir (por
la fuerza), a quienes cada día sienten menos miedo, y ripostan con
nuevas obras que muestran la proliferación de la droga, el alcoholismo,
el incesto, la prostitución, el robo, la hipocresía y otras plagas en
que se hunde nuestra sociedad, legadas todas por el autoritarismo y la
corrupción de medio siglo de dictadura.

Los censores, lejos de representar la "vanguardia revolucionaria", son
asumidos hoy como expresión de una patética y reaccionaria retaguardia.
Se comprobó con el caso de un furibundo comunista que desde su blog
calificó de contrarrevolucionarios a Víctor Fowler, Reina María
Rodríguez y otros creadores, por su supuesta actitud contestataria; y
terminó teniendo que disculparse, cuando hasta funcionarios nada
comprometidos con la libertad de expresión, como Miguel Barnet, le
reprocharon su exceso de celo ideológico.

Lo mismo pasará con el ex comisario cultural Hugo Chinea, quien sacó la
cabeza de su tumba ideológica y la emprendió contra Leonardo Padura.
Pese a sus ladridos, El hombre que amaba a los perros, la última novela
de Padura, recibió el Premio Nacional de la Crítica Literaria 2011.

Ya poco logran los censores con regaños, intimidación o prohibiciones.
Como dijera el dramaturgo y Premio nacional de Teatro 2005, Eugenio
Hernández Espinosa: "El momento actual exige una transformación de orden
espiritual y moral".

Nada puede detener los gritos de denuncia que se escuchan desde los
bordes del abismo revolucionario. Cada vez más, el eco de la
desobediencia ciudadana y las imágenes grotescas de la moribunda
dictadura, se reflejan en nuestra literatura y nuestro arte.

vicmadomingues55@gmail.com

http://www.cubanet.org/articulos/oscuros-censores/

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