viernes, 12 de octubre de 2012

Los peligros de ser como el Che

Los peligros de ser como el Che
Viernes, Octubre 12, 2012 | Por Carlos Ríos Otero

LA HABANA, Cuba, octubre, www.cubanet.org -Fidel Castro y sus camaradas
del Buró Político acordaron, el 8 de octubre de 1968, en el primer
aniversario de la muerte de Che Guevara, declarar la fecha como el Día
del Guerrillero Heroico, y decretar que los pioneros cubanos deben ser
comunistas y además como el Che.

Es curioso que los líderes del régimen, tan nacionalistas como dicen
ser, hayan sublimado a un aventurero extranjero, escogiéndolo como
modelo de las nuevas generaciones de cubanos. José de la Luz y
Caballero, maestro de próceres; Félix Varela, el que nos enseñó a
pensar; Carlos Manuel de Céspedes, el Padre de la Patria; José Martí, el
Apóstol; Antonio Maceo, nuestro Titán de Bronce, y toda una pléyade de
patriotas merecen esa distinción mucho más que el Che, y por derecho
natural.

Mientras, para el popular comandante y jefe del Ejército Rebelde, Camilo
Cienfuegos, desaparecido misteriosamente, el 28 de octubre de1959, los
cerebros del Comité Central del Partido determinaron tirar flores al mar
en sus aniversarios. Luego, cuando les convino, enyuntaron a Camilo y
Che en una "jornada ideológica".

Al Che se atribuye el fetichismo ideológico de aquella carta a Fidel
Castro, donde anunciaba que partiría a los nuevos campos de batalla "con
la fe que me inculcaste". Algo que le vino de perilla a Castro para,
entre otras cosas, instaurar el lucrativo negocio internacional de
souvenirs con la imagen del fotogénico asesino.

De Camilo Cienfuegos, Castro aprovechó su nota al ser ascendido a
comandante guerrillero, donde decía: "Fidel, dejaría de respirar antes
que traicionarte". El ascenso, firmado por Castro, le fue entregado a
Camilo por el oficial enlace de la comandancia, Luís Olazábal. De vuelta
a la comandancia con la respuesta de Camilo, Olazábal se enteró de que
su hermano menor, con apenas 17 años, había sido ejecutado por el Che,
porque se había tomado media lata de leche condensada de uno de los
guerrilleros. Olazábal estuvo denunciando este asesinato hasta el día de
su muerte, ocurrida en la ciudad de Matanzas, en el verano de 2008.

Tanto Camilo como el Che tienen sus tejados de vidrio para los intereses
castristas.

Camilo, en la primavera del propio año 1959, cuando se reunió con los
oficiales sediciosos del Regimiento de Holguín, que protestaban ante su
comandante por ascender a filo comunistas a grados y puestos superiores,
mientras estigmatizaba a demócratas de la juventud cristiana y ortodoxa,
les ordenó que depusieran esa actitud porque: "…si esto es comunismo, yo
estaré con Uds."

Guevara declaró en la Cumbre del Movimiento de Países No Alineados,
celebrada en Argel, en 1965, que la Unión Soviética era el otro
imperialismo. Por eso empezó a resultar incómodo. Tal vez ello explica
su queja, anotada en el diario de Bolivia, en julio de 1967, de que La
Habana y Castro lo habían abandonado a su suerte.

Además de asesino, Guevara fue un absoluto fracaso como administrador.
Durante su permanencia en el puesto de presidente del Banco Nacional de
Cuba, literalmente aniquiló las bases bancarias modernas que estimulaban
a la pequeña y mediana empresa, columna vertebral del desarrollo de la
nación. Antes, en los días de la Reforma Agraria, se le ocurrió la
descabellada idea de sembrar en una granja matancera dátiles para exportar.

Pero aun mayor fue su descalabro al frente del Ministerio de Industrias,
donde importó plantas obsoletas tecnológicamente, como la fábrica de
lápices de Batabanó, y la INPUD (utensilios domésticos). Por si fuera
poco, como resultado de políticas improvisadas, desmanteló 130 mil
hectáreas de caña de azúcar de las mejores variedades, lo que redujo
notablemente la producción azucarera, de 1962 a 1964.

Otro garrafal desacierto de Che Guevara fue declarar, en 1961, que la
industria cubana crecería un 15 % anual. Sus errores económicos fueron
criticados por el vicepresidente y economista, el comunista Carlos
Rafael Rodríguez.

Se habla del "asesinato" de Che Guevara, sin decir que le pagaron con
los mismos métodos que usó contra los cubanos: la muerte sin apelación.
En febrero de 1959, se jactaba en la TV de que los fusilamientos en la
fortaleza de La Cabaña se hacían por orden expresa suya. Y unos años
después, advirtió en la ONU que si era necesario se seguiría fusilando
en Cuba.

El Che fue el Robespierre de la revolución cubana: mandaba a ejecutar
por simples sospechas. Fidel Castro tuvo en Guevara el verdugo frío e
implacable que necesitaba para imponer el terror revolucionario.

cubano2000cisd@yahoo.es

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