viernes, 5 de octubre de 2012

La nueva ”legitimidad histórica” del partido único

La nueva "legitimidad histórica" del partido único
Jueves, 04 de Octubre de 2012 12:14
Escrito por Orlando Freire Santana

Cuba actualidad, Cerro, La Habana, (PD) Uno de los pilares ideológicos
de los gobernantes cubanos lo ha constituido el intento de justificar
históricamente la existencia del partido único. Hasta ahora semejante
argumento se había basado en el hecho de que el actual Partido Comunista
de Cuba sería el heredero del Partido Revolucionario Cubano fundado por
José Martí, en las postrimerías del siglo XIX, para hacer la guerra
necesaria contra el colonialismo español.

Sin embargo, la cantaleta anterior, al parecer, va quedando solo en el
arsenal de la vieja dirigencia de línea dura, esos dinosaurios políticos
de pensamiento corto, incapaces de comprender que su coartada se
desmorona como arena entre las olas, pues una misma persona, en su sano
juicio, no debe de fundar más de un partido político. Y, por otra parte,
no existen evidencias de que Martí convalidara la presencia de un
partido único una vez instaurada la república.

En los días que corren, en cambio, la denominada "nueva izquierda
cubana", ese grupo de intelectuales que emplean un lenguaje crítico y
demandan mayor velocidad en las reformas, pero que en el fondo se cuidan
de no romper el cordón umbilical que los ata al castrismo, se aparecen
con nuevos argumentos con tal de darle el visto bueno al sistema
unipartidista. En ese contexto se inscribiría, por ejemplo, la
intervención del señor Carlos Alzugaray durante los debates que ocasionó
la reciente presentación del folleto "Por un consenso hacia la
democracia", una actividad organizada por la revista católica Espacio
Laical, y que tuvo lugar en el habanero Centro Cultural "Félix Varela".

Después que uno de los asistentes abogara por el multipartidismo como el
camino más expedito para el arribo a la democracia, el catedrático
Alzugaray, que también fue representante del gobierno cubano ante la
Unión Europea, expresó que el partido único poseía legitimidad histórica
en Cuba debido a que en 1959 todos los partidos políticos que operaban
en la isla estaban desacreditados, además de que sus principales líderes
abandonaban el país ante el empuje de la revolución. Es como si los
comunistas, frente al vacío creado por la corrupción y las idas al
exilio, y parafraseando a un humorista de nuestra televisión, afirmaran:
"Que nadie toque nada; yo solo puedo tocar".

Por supuesto que el planteamiento del señor Alzugaray es tan discutible
como aquellos que también esgrimieron la emigración de sus propietarios
para justificar la clausura o confiscación, hacia 1960, de importantes
órganos de prensa (Diario de la Marina, Prensa Libre, Bohemia etc.), así
como la expropiación de las medianas y grandes empresas nacionales.
Semejante punto de vista contribuye a encubrir el afán totalitario que
acompañaba a las huestes castristas desde el mismo momento en que
bajaron de la Sierra Maestra.

Pero bueno, en el hipotético caso que le otorgáramos alguna credibilidad
a la aseveración de Alzugaray, habría que convenir en que de esa
supuesta legitimidad ya no queda nada. Cualquier observador de la
realidad cubana aprecia la pluralidad política que se abre paso en
nuestra sociedad, y que se manifiesta en la labor de la prensa
independiente, el trabajo de los grupos de oposición, y el desempeño de
espacios más reducidos como Estado de Sats, los eventos organizados por
la Iglesia Católica--- como este de Espacio Laical--, y hasta las
discusiones de los jueves en la revista Temas. Y, claro está, no es
posible que un partido sea capaz de abarcar un espectro tan amplio de
opiniones políticas (liberales, socialdemócratas, democratacristianos y
hasta comunistas), aunque sus dirigentes, haciendo gala de un
inocultable narcisismo, nos lo presenten como "el partido de la nación
cubana".

En fin, que entre el pluripartidismo y la democracia anida una relación
más que curiosa: no se identifican, pero se presuponen. Porque es cierto
que el pluripartidismo, por sí solo, no garantiza la democracia. Pero
tampoco es posible una auténtica democracia sin la multiplicidad de
agrupaciones políticas.

Para Cuba actualidad: orlandofs21@yahoo.com

http://primaveradigital.org/primavera/politica/54-politica/5374-la-nueva-legitimidad-historica-del-partido-unico.html

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