martes, 23 de octubre de 2012

La Constitución de la República de Cuba

Constitución cubana: ¿qué hacer con ella?

La Constitución de la República de Cuba
Iván García / Especial para martinoticias.com
octubre 23, 2012

Algunos disidentes consideran que el mejor lugar de la vigente Carta
Magna es un cesto de basura. Laritza Diversent, abogada independiente,
es más prudente.

"Es cierto que la actual Constitución tiene innumerables deficiencias.
No creo sea la adecuada en una Cuba democrática. Pero en cualquier
proceso de reformas seria y profunda, en un sus inicios, se pudiera
aplicar la letra de la Constitución enmendada en 1992. Luego, a corto
plazo, convocar una Asamblea Constituyente y redactar una nueva Ley
Fundamental, sobria y con buena factura jurídica, que cubra los
derechos sociales y políticos de todos los cubanos", apunta la jurista.

Diversent no ve como una opción retomar la Constitución de 1940. "Es
inapropiada, demasiado meticulosa y obsoleta para estos tiempos",
afirma. Hace unos años, intelectuales y juristas cubanos de una
izquierda moderna y tolerante, amparados en los espacios abiertos al
debate por diversos soportes digitales y la Iglesia Católica nacional se
han hecho eco del tema.

El desafío constitucional es impostergable. Abogados, académicos y
politólogos que han expresado sus consideraciones y análisis, parten del
principio que aceptando las diferencias, es imprescindible impulsar una
vigorosa democracia popular. Para ellos, el futuro de Cuba pasa por ser,
necesariamente, un proyecto socialista.

Voces como la de Roberto Veiga, jurista y directivo de la revista
Espacio Laical, prefieren un sistema de gobierno menos ideológico,
inclusivo y más eficiente en la gestión del país. A Veiga le da igual
que una nueva Carta Magna, o la actual con algunas enmiendas, enuncie
que es un Estado Socialista o prefiera decantarse por un capitalismo
moderado de marcada proyección social.

Según su punto de vista, eso lo decidiría el pueblo en las urnas. Los
debates, coloquios y ponencias sobre el futuro de la Ley Fundamental es
una muestra de que muchos intelectuales en la isla no están cruzados de
brazos.

El analfabetismo jurídico entre los cubanos es atroz. La gente fue en
masa y obedientemente a votar en 1976 para promulgar una Carta Magna
que, si acaso, habían leído a la ligera. En comunidades y barrios de la
Cuba profunda, un segmento significativo de sus ciudadanos desconocía
sus preceptos antidemocráticos. A finales de los años 80, con la
periodista Tania Quintero participé en la realización de un programa
para la televisión nacional titulado El irrespeto a la ley. En
entrevistas en la calle, una clamorosa mayoría, ignoraba cuál era 'la
Ley primera de la Repúlica'.

En un dossier publicado en la revista Espacio Laical, el abogado Julio
Antonio Fernánez cuenta que en un estudio llevado a cabo por la Asamblea
Nacional del Poder Popular en 1987 sobre "los factores que más afectan
al desarrollo de una cultura de respeto a ley", se encuestaron a 1,450
personas de diferentes sectores sociales, quienes, a la pregunta de
¿Cuál usted considera la ley más importante para el ciudadano? 1,046 no
mencionaron la Carta Magna. De los 44 que la mencionaron, 5 eran
dirigentes políticos en aquellos años.

Y es que el gobierno de Fidel Castro ha sido el más flagrante violador
de la Constitución. Durante años, se infringió el artículo 43, donde se
dice que "El Estado consagra el derecho conquistado por la Revolución de
que los ciudadanos, sin distinción de raza, color de la piel, sexo,
creencias religiosas, origen nacional y cualquier otra lesiva a la
dignidad humana". Y entre sus enunciados plantea que éstos "son
atendidos en todos los restaurantes y demás establecimientos de
servicios públicos" y "disfrutan de los mismos balnearios, playas,
parques, círculos sociales y demás centros de cultural, deportes,
recreación y descanso".

Los cubanos eran ciudadanos de tercera en su propio país. No tenían
derecho a alojarse o disfrutar de hoteles e instalaciones diseñadas
exclusivamente para extranjeros. Un vergonzoso apartheid turístico.

La Constitución en vigor es un sainete. Necesita reformas urgentes. O
suplantarla por otra. No se debiera refrendar en el futuro una Ley
Fundamental que la mayoría desconociera. En la actual, muchos no la ven
como protectora de los derechos inalienables. La vigente Carta Magna
reconoce diversos derechos sociales. Pero excluye los derechos políticos
y libertad de expresión, asociación y movimiento fuera del marco
autorizado por la autocracia verde olivo.

En manos de académicos, juristas, politólogos, disidentes y ciudadanos
queda la tarea de decidir qué hacer con la actual Constitución. Si se
reelabora la actual o se promulga un nuevo texto. El futuro de Cuba
necesita una Constitución que nos sirva a todos.

http://www.martinoticias.com/content/article/15902.html

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