jueves, 11 de octubre de 2012

Enemiga?

¿Enemiga?
Jueves, Octubre 11, 2012 | Por Martha Beatriz Roque Cabello

LA HABANA, Cuba, octubre, www.cubanet.org -Cualquier asunto que usted
necesite resolver en Cuba, cuesta mucho trabajo. Pero después de 53
años, las personas se han acostumbrado a ello, incluso los extranjeros
que viven en el país, los diplomáticos y hasta los turistas se adaptan a
enfrentar la hecatombe. Suele decirse que es parte de la ineficiencia
del sistema, pero también podríamos pensar que es fruto de mecanismos
muy bien calculados.

Los que tratan de solucionar problemas domésticos de cualquier índole,
comienzan por los niveles más bajos. En primer lugar, acuden al Delegado
de Circunscripción, ese que supuestamente eligieron para representarlos
y ayudarlos a mejorar lo que concierne a su barrio. La respuesta siempre
es la misma: "no hay recursos", "no está a mi nivel", "no he podido ver
al responsable", y finalmente: "dirígete a la Dirección Municipal del
Poder Popular".

Agotado este nivel -que en muchas ocasiones, ni siquiera se molesta en
responder-, van al otro y al otro, hasta que finalmente llegan al Comité
Central o al Consejo de Ministros. Ambos órganos tienen preparadas
cartas circulares, totalmente semejantes, remitiendo al solicitante para
el municipio o la provincia que les corresponde.

Entre tanto, ha pasado el tiempo, que a veces son años. Los organismos
superiores se desentienden de los planteamientos que les formula la
población, a través de la correspondencia, y en ningún momento preguntan
a los niveles a los cuales remitieron la solución de los problemas, si
de hecho fueron solucionados.

Las personas afectadas mantienen alguna esperanza, partiendo de la
engañosa lógica de que si la más alta dirección del país remitió su caso
a los niveles locales, alguien tendrá que hacerles caso. Y así viven,
esperando que llegue la solución como el maná que cayó del cielo.

En ello precisamente podría consistir la táctica del régimen: a la
espera de la solución de sus problemas particulares y confiando en que
serán atendidos por las autoridades, las personas prefieren portarse
bien, no ser conflictivos políticamente.

Igual sucede con la corrupción, que es algo que genera el propio
sistema, junto con la insatisfacción de las necesidades del pueblo. Los
ministros, jefes de organizaciones y dirigentes políticos de nivel medio
cambian tan frecuentemente, que es casi imposible retener sus nombres y
trayectorias. Una vez que son finiquitados, se anuncia que pasarán a
ocupar otras responsabilidades. Tal vez sus nombres no se mencionen
nunca más en la prensa, pero ello no significa que dejaron de pertenecer
a la nomenclatura, ni que hayan perdido sus acomodamientos. Incluso, aun
cuando así fuera, durante el tiempo que estuvieron en el "jamón" (como
se decía de los políticos anteriores a 1959), ya se hicieron de casas,
carros, viajes para sus familiares, lujos, y hasta de amantes, pues el
ron y las mujeres jóvenes son deportes favoritos entre los dirigentes
del machismo-fidelismo cubano.

El régimen está consciente de que la policía es corrupta. En las aduanas
se les roba a los viajeros. Los maestros venden los exámenes. En los
puestos de trabajo se roba y se malversa. En los diferentes niveles de
la dirección de la vivienda, se adjudican casas a cambio de dinero o
prebendas. En los Tribunales se compran los juicios, siempre que no sean
por cargos políticos. Los médicos y dentistas reciben dinero por la
izquierda por brindarles a las personas atención "gratuita". Los
inspectores viven del soborno.

En fin, sería interminable la lista de ilegalidades que el sistema
propicia para mantener contenta a una persona en un cargo, por un tiempo
determinado. Después, será remplazada por otra que hará exactamente lo
mismo.

Precisamente en este descontrol basa el régimen su "control social".
Deja hacer y recoge los frutos, creando compromisos políticos que
mantienen a las personas en deuda, empeñadas y comprometidas.

Es por eso que no se puede creer a la Contralora General de la
República, Gladys Bejerano Portela, cuando afirma: "La corrupción es uno
de los principales enemigos de la Revolución". No, señora, es todo lo
contrario, es su principal aliada.

http://www.cubanet.org/articulos/%c2%bfenemiga/

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