miércoles, 10 de octubre de 2012

El out veintisiete

Militares, Represión

El out veintisiete

A pesar de las diferencias entre culturas, los militares rusos,
portugueses, alemanes y rumanos se pusieron al lado del pueblo a la hora
decisiva

Rafael del Pino, EEUU | 10/10/2012 10:28 am

En la Fuerza Aérea siempre mantuvimos una buena relación con los
compañeros de Tropas Especiales del MININT. Ellos utilizaban nuestros
servicios para el lanzamiento de los paracaidistas en sus prácticas,
cuando necesitaban algún helicóptero se lo proporcionábamos o, como
sucedió al principio de la guerra de Angola, nuestros aviadores movían a
los hombres de Tropas Especiales de una punta a otra del país jugándose
el pellejo junto con ellos. Este tipo de relación fortaleció esa amistad
incluso después de que algunos de sus principales oficiales y jefes
pasaron a otras funciones más importantes.

En otras oportunidades fuimos nosotros los que tuvimos que recurrir a
ellos para que nos dieran una mano con algunos de sus bien entrenados
hombres. Este fue el caso de la recuperación de la "caja negra" de un
MiG-23 en que había perdido la vida el Teniente Coronel José Febles al
sur de la Playa Tomate muy cerca de Batabanó cuando en un viraje a muy
pequeña altura metió la punta del ala izquierda en el agua y se
estrelló. Toda esa región muy cenagosa hacía extremadamente difícil
localizar y extraer la caja negra para que nos ayudara a descifrar que
había ocurrido.

En esa época mi amigo Tony de la Guardia había pasado ya al departamento
MC y entre las empresas que controlaba estaba "Carisub" integrada por
los mejores buzos con que contaba Tropas Especiales dedicada a la
búsqueda de tesoros en el Caribe. Lo llamé explicándole la situación que
teníamos y al día siguiente estaban en la base aérea de San Antonio de
los Baños los buzos que antes de las 48 horas nos entregaban la famosa
caja negra.

Hago esta corta introducción para que se tenga una idea del grado de
camaradería y cooperación existente entre ambas instituciones militares.

En una ocasión se nos ocurrió hacer una comprobación a la disposición
combativa del dispositivo de protección de los aviones de combate en
tierra. Tony me había contado cómo ellos habían preparado a un comando
salvadoreño para que penetrara en la Base Aérea de Iolopango en El
Salvador logrando volar con explosivos varios aviones de combate.
Pensando que eso mismo pudiera ocurrir en nuestras bases se preparó un
ejercicio sorpresivo donde un grupo similar de nuestras tropas
especiales penetraría en la base aérea de San Antonio de los Baños y
después de someter a las postas cubanas simularían ejecutar la acción.

En aquel entonces, durante la noche, cada dos refugios de aviones se
situaban postas móviles con soldados del servicio militar general
armados con fusiles AKA 47.

La comprobación se llevó a cabo sin problema alguno. No nos sorprendió
en lo absoluto que los comandos de Tropas Especiales con sus rostros
pintados de camuflaje y su vestimenta idéntica a los comandos
norteamericanos desarmaran a los soldados del SMO actuando uno por
detrás poniéndole un cuchillo en el cuello mientras otro de frente les
arrebataba el fusil. Lo que sí nos dejó estupefacto fue lo que dijeron
aquellos jóvenes soldados a los "yanquis agresores".

"¡No nos maten coño que llevamos ni se sabe qué tiempo esperando por
ustedes!"

No exagero ni es mi intensión ridiculizar la integridad de los militares
cubanos. Yo lo fui por treinta años y presencié actos muy valientes y
heroicos en la guerra de Angola donde incluso hombres cercados por
agrupaciones enemigas pedían a los lanzacohetes múltiples BM-21 que
hicieran fuego sobre sus mismas posiciones al estar combatiendo
prácticamente cuerpo a cuerpo. Pero el episodio que acabo de relatar
sucedió exactamente así y sería injusto omitir un acontecimiento que por
duro y desmoralizante que resulte merece un profundo análisis; que dicho
sea de paso no se hizo en aquella oportunidad y en su lugar fueron
sancionados severamente el Coronel Arnaldo Torres Biart, jefe de la base
aérea, el sustituto para el trabajo político y otros oficiales.

No estamos hablando de la difícil época del periodo especial ni de la
situación de desesperanza que envuelve a toda la juventud cubana hoy en
día, estamos hablando en pleno reinado de las "vacas gordas" donde la
ininterrumpida tubería de todo tipo de subsidio proveniente de la URSS y
sus satélites estaba a tutiplén.

Sin ningún ánimo tampoco de defender al jefe de la base aérea y demás
oficiales con mando que fueron sancionados a rajatabla por ser los jefes
máximos de la unidad militar, la medida fue tremendamente injusta pues
los jefes nunca han sido los que eligen qué reclutas van a servir en sus
unidades por muy sensitivas e importantes que sean como la principal
base aérea del país. Ni nunca ningún jefe de unidad militar lo será
porque sencillamente siempre han sido los oficiales de la
Contrainteligencia militar los que han hecho estas selecciones, pasando
por un "extrafino filtro" a los jóvenes destinados a este tipo de unidades.

La selección realizada por la CIM nos dice a su vez que dichos jóvenes
eran hijos de familias "revolucionarias", que sus padres estaban
"integrados", que no tenían ninguna creencia religiosa y que sus
amistades eran también jóvenes confiables, porque le revisan hasta el
día en que dan los primeros pasos. Y por si alguien piensa que exagero
les citaré solo un ejemplo entre muchos, el del piloto José Luis
Trelles, graduado en la promoción de Krasnodar en la URSS como piloto de
MiG-21 en 1968 con medalla de oro y primer expediente fue bajado de
vuelo definitivamente cuando la CIM descubrió que sus padres le habían
sacado pasaporte cuando era un niño de tres años de edad —los padres de
Trelles nunca llegaron a emigrar—.

Me surge una lógica interrogante: ¿por dónde estará la disposición y
moral combativa en esta etapa involutiva de toda la sociedad cubana, si
hace más de 26 años ya aquellos reclutas estaban esperando a los
"yanquis agresores" no precisamente para enfrentarlos?

Las Fuerzas Armadas como conglomerado humano dentro de esa sociedad en
regresión también se detiene y retrocede en todos los órdenes,
tecnológico, político, económico y moral. Y me consta que empeora por día.

En una era donde ya los países más avanzados desarrollan aceleradamente
la guerra robótica, donde las computadoras ocupan un primer plano en la
planificación y ejecución de las acciones combativas las FAR se consumen
en el canibalismo tecnológico para poder mantener operables armamentos
obsoletos puestos en servicio hace más de medio siglo. Los T-55
comenzaron a rodar sus esteras en la URSS en 1955 hace 57 años, el T-62
hace 50 años y lo más moderno el T-72 ya tiene 40 primaveras. Con estos
tarecos ni siguiera se puede contener una insurrección popular armada
como se está demostrando ahora, solo con fusiles, en Siria.

He puesto como ejemplo únicamente los tanques por ser un amasijo de
hierros con más posibilidades de duración aunque sean un tiro al blanco
en el terreno. De la aviación y las tropas coheteriles antiaéreas
totalmente obsoletas, es mejor ni hablar, prácticamente ni existen.

Todo esto lo saben perfectamente los militares cubanos que se sienten
tan o más oprimidos que el resto de la población y optan por el recurso
de la doble moral con que el pueblo esconde sus verdaderos sentimientos.
¿Los embargará el sobresalto y la angustia como nos ha sucedido a muchos
altos oficiales a medida que pasa el tiempo y continúan viendo cómo los
que han destruido la nación pretenden eternizarse en el poder sin
propiciar una salida honrosa al desastre que crearon en medio siglo de
disparates?

Difícil tarea la de los gobernantes cubanos el tratar de convencer a la
joven oficialidad de las Fuerzas Armadas que siendo nuestro país una
Isla sin fronteras, sin litigios de mares territoriales, sin recursos
naturales, con más de once millones de habitantes en la más completa
miseria, que exista una potencia extranjera con intenciones de hacerse
cargo de esas penurias. ¿Podrá el Gobierno cubano convencerlos de que
viren sus armas contra el pueblo cuando los efectivos del Ministerio del
Interior sean incapaces de contener la ira popular?

En los últimos años he tenido la oportunidad de visitar y conocer de
primera mano las experiencias que muchos de mis amigos que fueron
oficiales y jefes del desaparecido Pacto de Varsovia y con los que
compartimos las aulas de las academias militares de la extinta Unión
Soviética. Ellos me han hablado sobre la transición de sus respectivos
países hacia la democracia. Curiosamente, en ninguno de ellos,
absolutamente en ninguno de ellos, los regímenes comunistas que
imperaban pudieron convencer a las Fuerzas Armadas para que reprimieran
al pueblo cuando la policía y los órganos de seguridad del Estado se
vieron imposibilitados de contener las demostraciones populares.

Aquellos gobiernos y partidos únicos llegaron a perder tanta legitimidad
que por ejemplo cuando la dirigencia golpista contra Gorbachov en la
URSS le ordenó a la División Blindada Tamánskaya encargada de la defensa
de Moscú que penetrara en la ciudad para apoyarlos, el pueblo montó en
sus vehículos blindados y abrazándose a los militares iniciaron el
principio del fin de la gran pesadilla comunista.

¿Habrá hoy en Cuba oficiales como el mayor Evdokímov, jefe del batallón
de tanques de la División Tamánskaya, que había recibido la orden de
rodear la "Casa Blanca" donde radicaba el parlamento de la Republica
Socialista Federativa Rusa, desde donde Boris Yeltsin se enfrentaba a
los golpistas ultra reaccionarios del Partido Comunista? ¿Habrá
oficiales como este que sin vacilar declaró su lealtad a Boris Yeltsin
poniéndose al lado del pueblo y permitiéndole trepar a uno de sus
tanques para que se dirigiera a la multitud y a toda Rusia por la
televisión estatal? Por supuesto que los hay.

¿Aceptarían oficiales y soldados del SMG ver al pueblo cubano subir a
sus tanques y colocar un clavel en los cañones de sus fusiles como
ocurrió en Portugal cuando la feroz dictadura de Marcelo Caetano sacó
las tropas a la calle para reprimir al pueblo? Por supuesto que lo
aceptarían.

Para la oficialidad de las Fuerzas Armadas, cuya mayoría está ya
integrada por hombres nacidos después de 1959, y para esos reclutas de
hoy nacidos mucho después del fatídico "Periodo Especial" indudablemente
habrá un día después como lo hubo en toda Europa del Este.

A pesar de las marcadas diferencias entre culturas, costumbres e
idiosincrasias entre rusos, portugueses, alemanes o rumanos, a la hora
decisiva de la verdad todos se pusieron al lado del pueblo. Lo mismo el
soldado alemán que soltó el AKA-47 y tomó la mandarria para junto a sus
compatriotas terminar de derribar el muro de Berlín; el jefe del
batallón de tanques que invitó a Yeltsin a que subiera en uno de sus
vehículos; los hombres del mayor Otelo Saraiva de Carvalho en el cuartel
de la Pontinha en Lisboa o los militares rumanos que el 25 de diciembre
de 1989, juzgaron y condenaron a muerte a Nicolae y Elena Ceauşescu.
Todos se pusieron al lado de sus pueblos.

Desgraciadamente la élite aferrada al poder en Rumania no tuvo la visión
de que les llegaba el final y tuvieron que pagar muy caro la tozudez.

Los cubanos que, aunque quizás no rompamos los récords de las
intolerancias, sí tenemos un prominente puesto en los primeros lugares
debiéramos aprender de estas lecciones. Si algo nos ha hecho tanto daño
en toda la historia de nuestra nación ha sido el falso concepto de
"salvar la cara" ante la necesidad de corregir nuestros propios errores.
La intolerancia ha derrotado siempre al arte de la negociación y cuando
se fracasa, la culpa se les achaca a otros o se buscan chivos
expiatorios para explicar los desaciertos. Cuando los fracasos son
rotundamente incuestionables, se le echa mano al recurso de que hemos
estado en la vía justa y correcta de proceder, solo que "se necesita
actualizar el modelo".

Mientras el país continúa cayéndose a pedazos sin ningún atisbo de
posible recuperación utilizando las bases corroídas en medio siglo de
fracasos, permanece en pie el complejo de leyes, decretos y
disposiciones que son la antítesis de cualquier posibilidad de avance.
No es necesario extendernos en explicar por qué. Ellos lo saben y lo
sabe el mundo entero. Sin embargo, creo que tienen en sus manos una
última posibilidad de ejecutar lo que es necesario y a la vez "salvar la
cara", ese maldito complejo que troncha cualquier posibilidad de
negociación y avance.

El Gobierno cubano suscribió el 10 de diciembre del 2008 el Pacto
Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, y el Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos. Solo falta su
ratificación por parte de la Asamblea Nacional del poder Popular. Si
esto se hace con toda la seriedad y responsabilidad que merece,
automáticamente se puede ir desmantelando todo lo que contradiga dichos
acuerdos. Nuevas leyes por lo general contravienen a las viejas.

La primera oportunidad de salvar al país la tuvieron cuando desapareció
el mundo comunista, la segunda cuando el Comandante se dio el autogolpe
de Estado cambiando la constitución. A esta tercera, ojalá le hagan
swing. En el noveno inning, con dos out y dos strikes, dejarla pasar por
el centro del home sería el out 27, el último del juego.

http://www.cubaencuentro.com/opinion/articulos/el-out-veintisiete-280713

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