domingo, 21 de octubre de 2012

Democratizar la comunicación

Publicado el domingo, 10.21.12

Democratizar la comunicación
Ricardo Trotti

Sin libertad de expresión la democracia es imperfecta. Esta máxima quedó
más vigente que nunca tras la reunión semestral de la Sociedad
Interamericana de Prensa que culminó en Brasil esta semana.

No se debe solo a los 18 periodistas latinoamericanos asesinados este
año, ni al bullying gubernamental ni al acoso legal contra medios de
comunicación privados, pero a dos temas que trascienden a estos grupos y
que afectan la libertad de expresión de los ciudadanos: Las
restricciones a la información pública que los gobiernos están obligados
a ofrecer y el burdo bombardeo propagandístico estatal, como si se
viviera en un proceso de elecciones permanentes.

Estas dos características desnaturalizan la esencia de la democracia, la
que no se basa solo en el derecho del ciudadano a votar, sino en el
deber del gobierno a informar sin mentir y a rendir cuentas de sus
acciones. Para que el sistema funcione, la democracia tiene en las ONGs
y en la prensa privada a sus anticuerpos, las que deben tener libertad y
garantías para fiscalizar al poder público.

Existen gobiernos y grupos que reniegan de esa acción fiscalizadora
ciudadana. En un mensaje a la SIP, el premio Nobel argentino, Adolfo
Pérez Esquivel, y un grupo de intelectuales, calificaron a la
institución de "Cartel" compuesto por dueños de medios que "concentran y
monopolizan el sector", y que se oponen a la "democratización de la
comunicación".Invalidaron así que periódicos de familias como El
Universal de Caracas, El Comercio de Lima, La Nación de Buenos Aires o
el New York Times de los Sulzberger, tuvieran derecho a existir.

La SIP y los medios no se inmutan por descalificaciones, ya que las han
experimentado con diferentes gobiernos arbitrarios, desde Augusto
Pinochet a Hugo Chávez, Alfredo Stroessner a Rafael Correa o de Alberto
Fujimori a Cristina de Kirchner. Pero ahora, lo que por "democratización
de la comunicación" se vende, es el falso precepto de que los medios
privados pretenden el dominio económico, oprimir a los pobres, son
corruptos yantidemocráticos, por lo que el Estado debe disciplinarlos y
asumir o subsidiar canales informativos propios para decir la "única
verdad".

Ese estatismo comunicacional –a lo que el expresidente peruano Alan
García denominó el "opio de los pueblos", rescatando la famosa sentencia
que Karl Marx atribuía a las religiones– lo vienen consumando los
gobiernos de Argentina, Bolivia, Ecuador, Nicaragua y Venezuela. No
satisfechos con la creación de docenas de medios estatales a los que
manejan como propios, han instituido gigantescos aparatos de propaganda,
en los que se vierte información dirigida, sin contraste ni equilibrio.

Es cierto que existen medios privados que también manipulan información,
pero está el público para desecharlos o no prestarles atención. Los
medios estatales son distintos. Por su carácter de públicos, porque
pertenecen a todos y están hechos con los recursos de todos, el gobierno
tiene la obligación de ser objetivo, equilibrado, no manipular
información ni mentir sobre estadísticas oficiales de pobreza e
inflación, como ocurre enArgentina y Venezuela. Si el gobierno miente,
difícil resultará la implementación de políticas públicas para
solucionar esos problemas.

También es grave cuando los gobiernos, además de manipular datos, omiten
y traban el acceso a la información pública. En los informes de
violaciones a la libertad de prensa que repasó la SIP, tanto de
Argentina, Canadá, Cuba, El Salvador, Ecuador, Haití, Nicaragua, Panamá,
Uruguay y Venezuela, esta dificultad se observa como estructural. Pese a
que en muchos países existen leyes que obligan a los gobiernos a ofrecer
la información oficial a los ciudadanos sin cortapisas, en la práctica
el acceso se restringe y los estados siguen inmersos en la cultura
pasada del silencio y el secretismo.

Si los gobiernos realmente quieren "democratizar la comunicación"
deberían informar con la verdad, sin necesidad de saturar a la
ciudadanía propalando en forma constante por cadenas nacionales, actos
políticos y medios oficiosos. Estos métodos populistas de propaganda y
de restricción de información oficial para dominar la opinión pública,
tienen como consecuencia la instauración de democracias cada vez más
imperfectas.

trottiart@gmail.com

http://www.elnuevoherald.com/2012/10/21/1325812/ricardo-trotti-democratizar-la.html

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