martes, 9 de octubre de 2012

Cultura no es sinónimo de actividad política

Cultura no es sinónimo de actividad política
[09-10-2012]
Lucas Garve
Fundación por la Libertad de Expresión

(www.miscelaneasdecuba.net).- La cultura oficial instituyó el mes de
octubre como el de celebración de lo denominado como la Cultura Cubana.
Pero, ¿Existe una Cultura Cubana? ¿Qué se entiende como Cultura Cubana?

El comienzo de la primera Guerra de Independencia, su inicio el 10 de
octubre de 1868, conocida como la Guerra de los Diez Años por la
historiografía cubana, marca actualmente según la propaganda política
oficial el primer hecho cultural cubano. El 20 de octubre el aparato
ideológico oficial designó la fecha para marcar el Día de la Cultura
Cubana. El evento lo justificaron porque en 1868, se cantó por primera
vez la marcha que luego se adoptaría como el Himno Nacional cubano.

De esta forma, la historiografía oficial cubana vinculó la identidad
cultural cubana con la acción de inicio de la primera de nuestras
guerras de independencia.

¿Entonces la Cultura Cubana posee un marcado carácter de acción
violenta? ¿Es la violencia separatista de un grupo de hacendados
blancos de la región oriental la que impregna con esa impronta la
Cultura Cubana en su búsqueda de un camino hacia la Modernidad?

Una y otra vez la historiografía oficial pautada por los derroteros
ideológicos y las necesidades políticas del régimen cubano ha
aprovechado esta interpretación de los acontecimientos ocurridos en
octubre del 1868.


¿Habían ocurrido en Cuba otros eventos de esa índole? Sí. Un ejemplo,
muy poco interesante para los que asentaron en blanco y negro la
Historia de Cuba, fue la conspiración de Aponte.

También, poco interés aparte de la notación, despertaron las redes que
negros y mestizos habían construido mediante intereses comunes como
parte de una sociedad esclavista fundada en la violencia de una
estructura de clases afincada en la hegemonía del "hombre blanco dueño
de haciendas sobre mujeres y esclavos, sin ninguna duda de su
masculinidad", para designarlo al modo que lo hizo cierto anónimo en
aquellos primeros papeles fundacionales publicados en el Papel Periódico
de La Habana a finales del 1700.

Desde el siglo pasado, las preocupaciones sobre la Cultura Cubana
movieron a distinguidos intelectuales cubanos a estudiar desde sus
puntos de vista las relaciones entre Cultura y formación de la Nación.

Hasta el presente, esos estudios e investigaciones han aparecido
sistemáticamente, pero en la mayor parte de las ocasiones, para no ser
absoluto, impregnados por la visión sociopolítica de sus autores.

Sin pretender en caer en pedanterías intelectuales, es posible
preguntarnos si estas visiones de la formación de la Nación se basan en
la pluralidad que dispensan los estudios multidisciplinarios o
exclusivamente ofrecen un examen de la datación de eventos y la acción
de las figuras más relevantes embriagados por un latente mesianismo
oculto detrás de un premeditado relato de una Nación que sirva a los
intereses particulares de la clase política.

Hay aún preguntas a replantearse como: ¿La Nación cubana es ese espacio
intangible formado solamente por los que se denominan "revolucionarios"
proclamados por el régimen comunista como dueños de las calles, las
plazas y las instituciones?

Este pretendido predominio de una posición ideo-política sobre el
espacio físico identificado como la Nación cubana no es válido,
primeramente por ser excluyente, luego por dividir en "guetos" sociales
la sociedad e impedir, a la vez, la formación de una cultura cívica que
es la que hace falta para tratar de buscar el camino de sanación de las
grietas espirituales que padece la sociedad cubana y, por último, porque
no garantiza el reconocimiento de la multiplicidad de individualidades
que conforman el archipiélago sociológico existente hoy en Cuba a pesar
de las imperiosas necesidades de aprobación social del régimen en torno
a su agotado proyecto de Nación.


¿Hay pues una Nación cubana con una Cultura con carácter identitario y
de unicidad? ¿Son la rumba, el ballet clásico, la canción política
llamada Nueva Trova, el bolero, la pintura abstracta o la nueva
figuración, el teatro y sus personajes travestidos, los mítines masivos
con sus actos políticos - culturales tan patéticos el reflejo de la
Cultura cubana? Indudablemente no.

Todas estas interrogantes debemos plantearlas frente a cada evento con
que nos quieren imponer una representatividad ilegítima, simplemente
porque no son una expresión auténtica producida por el esfuerzo creativo
de los sujetos socializados por la relación obtenida mediante la
comunicación e integración de ellos con otros actores dentro de sus
comunidades.

http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=37344

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