miércoles, 3 de octubre de 2012

Café para Bruno

Opinión

Editorial: Café para Bruno
DDC
Madrid 03-10-2012 - 8:18 am.

Ni reforma migratoria ni inversión de exiliados: para La Habana, los
derechos de cada cubano se deciden en Washington.

Reunido en Nueva York con un grupo de cubanoamericanos, Bruno Rodríguez
ha echado en cara al exilio lo corto de sus éxitos. Según el canciller
del régimen, no existen empresarios exiliados con recursos suficientes
como para invertir en la Isla. El país, dice, cuenta ya con "base legal
para que los cubanos de la emigración inviertan", pero la dificultad no
está en las leyes, sino en lo enorme de las sumas exigidas para la
inversión: cientos de millones de dólares.

Rodríguez pretende hacer pasar por una negativa económica lo que no es
más que una decisión política. Intenta reducir a números lo que en
verdad es apartheid. Y su excusa de las grandes fortunas puede
equipararse a la que diera Ricardo Alarcón para la prohibición de
viajar: trabazón aérea igual a pocos fondos de los exiliados.

Por otro lado, el canciller admite la necesidad de adaptar la política
migratoria nacional a los estándares internacionales. Aunque advierte
enseguida: "Para eso, tenemos que acercar a los estándares
internacionales la política migratoria de los Estados Unidos a Cuba".
Una vez más, los problemas internos cubanos se supeditan a las
relaciones con EE UU. Los derechos elementales de cada ciudadano de la
Isla se deciden en Washington, no en La Habana.

Detalles del diálogo entre el canciller y varios exiliados fueron
ofrecidos por una directiva de CAFE (Cuban American for Engagement)
invitada a la cita. Allí esta agrupación hizo hincapié en diferenciar a
los cubanos para ofrecerles o no el beneficio de viajar a su país natal.
Y entre los que tendrían que ser castigados colocó, junto a los acusados
de terrorismo, a quienes abogan por el embargo.

El colaboracionismo de CAFE llega a tal extremo que sugiere al régimen
que penalice una opinión y una actitud política. No es de extrañar
entonces que, preguntado acerca de una posible reconciliación nacional,
el canciller dijera que ésta podría existir, pero sin olvido, y
únicamente recordara crímenes cometidos por parte del exilio.

Todo es cuestión de tiempo, dio a entender Bruno Rodríguez en Nueva
York. Los exiliados podrán invertir en cuanto engorden suficientemente
sus cuentas. Y la muy prometida reforma migratoria quedará aprobada
apenas Washington resuelva las cosas. De manera que si se atrasa la
devolución de sus derechos a los cubanos, la culpa ha de caer sobre el
Gobierno de EE UU y sobre aquellos exiliados que defienden el embargo.
La Habana, mientras tanto, no tiene responsabilidad alguna. Como siempre.

http://www.diariodecuba.com/opinion/13300-editorial-cafe-para-bruno

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