viernes, 12 de octubre de 2012

A 19 años de un horrendo crimen

A 19 años de un horrendo crimen
Jueves, 11 de Octubre de 2012 12:50
Escrito por Ainí Martin Valero

Cuba actualidad, Regla, La Habana, (PD) Luis Quevedo Remolina fue un
joven como cualquier otro. Nació en Regla, al este de La Habana. Una
numerosa familia lo rodeaba. La pobreza, el hambre y las carencias
pernoctaban de siempre con la familia, que radicaba en el número 324 de
la calle Agramonte.

A Luisito, como lo llamábamos todos en el barrio, le encantaba la música
en inglés, -rock n' roll- las chicas y bailar hasta el cansancio. En el
mes de octubre de 1993, con un grupo de amigos y un tío, comenzaron en
silencio, a preparar una rústica balsa. Querían llegar a suelo
americano. El sueño de la libertad los embargaba y les motivaba a todos.

El 10 de octubre en las costas de Cojímar, todo estaba preparado.
Entonces, una pareja de la Guardia Costera los detiene en la orilla. De
lo que pasó, hay pocos testimonios. Luis Quevedo Remolina fue muerto a
golpes y a bayonetazos. Los demás, fueron detenidos e interrogados por
más de tres meses en Villa Marista.

El cuerpo fue entregado a la familia el 12 de octubre. Al ver aquel
muchacho de piel blanca, con un 80 por ciento de su cuerpo negro y lleno
de moretones, la familia y el pueblo no pudo callar su indignación.

Según una prima, quien fue la única que tuvo valor para vestirlo, sus
genitales eran negros como el carbón y la inflamación de estos, no
dejaba que sus piernas fueran cerradas. Le faltaban dientes y su rostro
desfigurado por los golpes, demostraba la muerte cruel que tuvo Luisito.
El ataúd fue cerrado y en la funeraria, la familia Quevedo Remolina
liderada por la madre, comenzó una enérgica protesta.

Una marea de reglanos se concentró en toda la calle Maceo. Cómo no
recordar esos dos días. Yo estuve allí. Los gritos de, ¡asesinos!
¡Mataron a Luisito! ¡Abajo los Castro! ¡Abajo la dictadura! ¡Justicia!,
se oyeron durante dos días. Familia y pueblo se unieron en una protesta
que conmovió a todo aquel que la presenció o participó.

Recuerdo ver a policías de Seguridad del Estado subidos en los tejados
aledaños a la funeraria. Cámaras de filmación en mano, captaron a todas
las personas que sumadas a la familia, pidieron a gritos justicia para
aquel horrendo crimen.

La mañana del día 13, el carro fúnebre se desplazó por la calle Maceo,
rumbo al cementerio. Amigos, familiares y los cientos de personas que
acompañaban al cortejo fúnebre, detuvieron el auto en la intersección de
las calles Concepción y Maceo. Allí, pidieron al chofer que detuviera el
coche porque querían llevar el ataúd en hombros, pero este se negó.

Con rabia, dolor y resentimiento la familia de Luisito rompió los
cristales laterales del carro y cargaron con la caja. La manifestación
se desvió y el ataúd cargado en hombros, fue pasado por delante de la
estación policial de Regla. Recuerdo como si fuera hoy que
aproximadamente 30 policías con armas largas rodeaban la estación. La
orden era, disparar si alguien intentaba penetrar en la unidad PNR.

Eran tantas las personas que gritaron y se manifestaron por la muerte
del joven, que las fuerzas policiales no consiguieron detener la
protesta del pueblo. En el cementerio hubo gritos, llantos, lamentos y
recuerdos. Luisito había dejado una pequeña hija de solo un mes de
nacida y a una joven esposa sola y desesperada.

Al concluir el sepelio un pequeño grupo de familiares y vecinos
acompañaron a la madre del difunto. Caminaron toda la calle Perdomo, los
gritos en contra de los gobernantes y de los asesinos continuaban. Lo
que la pequeña manifestación no sabía, era que en la esquina de Perdomo
y Recreo un grupo de policías y miembros de la brigada de respuesta
rápida enfundados con palos y cabillas, los esperaba.

Allí el enfrentamiento fue grande y fuerte. Los amigos y familiares de
Luisito se enfrentaron a la policía y a la gentuza que los apoyaba.
Cabezas partidas, brazos fracturados y detenidos los hermanos, madre y
amigos del difunto.

Los tres hermanos y dos de los primos varones fueron encarcelados y
cumplieron varios años de prisión. La familia, hoy en los Estados
Unidos, pasó a la historia del pequeño municipio, que cada 12 de octubre
recuerda al joven de 23 años muerto en circunstancias oscuras y macabras.

Para Cuba actualidad ainimv@yahoo.com

http://primaveradigital.org/primavera/politica/80-cuba/5435-a-19-anos-de-un-horrendo-crimen.html

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