martes, 27 de octubre de 2009

VEJEZ SIN ESPERANZAS

VEJEZ SIN ESPERANZAS
2009-10-27.
Aimée Cabrera, Corresponsal de Misceláneas de Cuba

(www.miscelaneasdecuba.net).- Para muchas culturas y naciones, los
ancianos son sinónimo de sabiduría, comprensión, vasta experiencia,
paciencia, tolerancia y dulzura. Los más jóvenes se les acercan con
benevolencia. Ellos se sienten a su vez protegidos y respetados, pero en
Cuba no es siempre así.

Teresa es casi una octogenaria, padece varias enfermedades crónicas
pero, con el ímpetu más juvenil se dirige a hacer sus mandados, y saluda
a sus vecinos mientras se dirige a la bodega o a la panadería. Siempre
alegre, se le ve a veces cansada y en ese instante, aprovecha para
conversar un rato en cualquier acera o calle de su barrio Cayo Hueso, en
el municipio Centro Habana.

Tiene solo un hijo en edad laboral, casado y con prole de diferentes
matrimonios, los cuales estudian en los niveles medio-superior y
superior, y apenas la visitan. Ella argumenta que "tengo que salir a la
calle, no tengo quien me ayude en nada, no me quejo, hay que seguir
pa´lante ".

Hace unos años, los ancianos se dedicaban a cuidar a los nietos, o se
quedaban en sus casas, mas en la actualidad se ve un cambio y es que
ellos temen verse depauperados o inútiles por lo que mientras tienen
fuerzas van para la calle y realizan diversas labores para ayudar a la
economía familiar.

Manuel es un anciano de 82 años. Su complexión es aún fuerte para su
edad y dedica parte de la mañana a alquilar su auto cobrando tarifas en
pesos o en la moneda convertible CUC "según la distancia" –admite.

Él describe una mañana así: "De lunes a viernes me levanto a las 6 de la
mañana, me baño, tomo el desayuno y me siento a ver las noticias, a eso
de las 8 voy para el parqueo y saco el carro, si tengo algún cliente lo
voy a buscar, sino me paro (estaciono) en una calle céntrica, y espero
que se me acerquen, no siempre me va bien, pero me busco algo".

Otros como un grupo de mujeres que se sentaban en un parque del barrio,
y son asediadas por los policías o el Jefe de Sector se dedican, casi
sin fuerzas a dar vueltas y proponer la mercancía que tienen guardada en
alguna casa cercana, o dan la dirección de su hogar para vender los
artículos con menos presión.

Sin embargo, no todos pueden hacer estos esfuerzos y los hay que tienen
serios problemas de locomoción o se encuentran postrados. Para éstos el
dilema es bien grave, ya que se ven marginados cuando viven en casas o
apartamentos ubicados en edificios que no tienen ascensores.

Para ellos no hay posibilidad de medirse la vista, recibir tratamiento
de fisioterapia u otros servicios necesarios. Tienen que esperar a un
buen día en que el geriatra de su policlínico los visite en sus casas, y
estos especialistas no dan abasto, al igual que el médico de la familia
que demora meses y hasta años en hacer estos recorridos, por estar
atendiendo una cantidad de pacientes muy por encima de sus capacidades.

Los trabajadores sociales también son pocos para atender de manera
debida a esa gran cantidad de ancianos y ancianas que en la mayoría de
los casos reciben poca atención o ninguna de parte de sus familiares.
Hay casos en que tienen que ir a bañarlos, limpiarles la casa, y para
ellos no hay oportunidad de ingresar en un asilo de ancianos.

Los dirigentes gubernamentales se vanaglorian de los resultados
obtenidos en el país en esta materia, y del reconocimiento recibido por
parte de organizaciones prestigiosas internacionales, motivo por el cual
apenas aparecen cifras y por cientos reales relacionados con la Tercera
Edad, y ya las manchas o defectos no se pueden ocultar.

Queda mucho por hacer para que el Anteproyecto de ley de Seguridad
Social y su aplicación constituyan una fuente de atención primaria para
los jubilados. Aún queda por hacer respecto a la flexibilidad en los
horarios laborales para esas personas, o individualizar la jubilación,
teniendo en cuenta situaciones específicas en cuanto a salud, entre otras.

La verdad es bien distinta, cuando el país no fue preparado para este
"Boom de Ancianidad". Se siguen construyendo hoteles de lujo, cuando el
turismo no es capaz de llenar los existentes, pero esos materiales no se
utilizan en hacer asilos, casas en planta baja, y otras facilidades para
quienes soñaron alguna vez verse protegidos y ya han perdido las esperanzas.

VEJEZ SIN ESPERANZAS - Misceláneas de Cuba (27 October 2009)
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=23914

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